“A pesar de la mascarilla, estamos en un buen momento”. Lo dice Paul Urkijo pero lo comparten también otras personas que están escribiendo con nombre propio el presente del sector audiovisual alavés. Una “ola alta que va a más” pero que no es fruto de la casualidad, sino del trabajo que desde hace años se viene haciendo desde diferentes ámbitos. “Estamos en un efecto dominó que cada vez está involucrando a más gente, entidades e instituciones”, asentando una industria a la que le queda recorrido y mejoras pero que, por lo menos, parece estar afianzando los cimientos.
El realizador gasteiztarra es un buen ejemplo. Larga y premiada es la lista de galardones que atesoran sus cortometrajes -siendo el último Dar-Dar-, más allá de que en los últimos tiempos haya sido su estreno en el largo con Errementari lo que haya acaparado todos los focos, nominación a los Goya incluida por los efectos especiales de la película. Ahora, su segunda producción de larga duración, Irati, se va acercando al momento del rodaje, para lo que ya se han abierto los primeros castings. “No es casualidad cómo está ahora el cine en Álava, es fruto de la concentración de diferentes apuestas y de todos los pasos que han dado quienes nos han precedido”, remarca Estíbaliz Urresola, quien mientras sigue armando las piezas de su próximo filme 20.000 especies de abejas, no para de recibir reconocimientos por su corto Polvo somos.
Tanto ella como Aitor López de Aberásturi -en sus diferentes facetas de directores, guionistas, productores..., una multitarea que comparten con otros colegas cercanos- defienden que “lo que hacemos es un trabajo, vocacional sí, pero un trabajo, que además genera riqueza; es arte y es industria”, remarca el responsable del corto Buruak (con el que está recogiendo diferentes premios internacionales), sin perder de vista la realización del largo documental Bidean jarraituz, centrado en la figura y la trayectoria del también gasteiztarra Bingen Mendizabal, premiado este otoño en Sitges junto a Koldo Uriarte por la banda sonora de Baby, de Juanma Bajo Ulloa.
Sus nombres, por cierto, están en las quinielas que se están haciendo de cara a los Goya, igual que sucede con David P. Sañudo y su exitoso estreno en el largo, Ane, aunque puede que el director también consiga sacar la cabeza en la categoría de mejor corto de ficción con Un coche cualquiera. “Películas como Vitoria, 3 de Marzo o Vitoria, 3 de MarzoErrementari ; han supuesto que mucha gente vea que hacer cine aquí es posible, que es algo positivo”, más allá de que “tenemos que entender que no todo lo que se haga va a ser excelente, pero sí que para que haya una o dos trabajos que despunten se tienen que hacer diez o doce”.
En este sentido, Urresola -que como Sañudo hace un par de años, ahora está tomando parte en el programa La Incubadora de The Screen para dar vida a su próximo largo- señala que “generamos valor también en otros sectores que no se asocian al audiovisual o al cultural”, desde el hotelero hasta otros muchos. “Generamos tejido industrial”, señala, al tiempo que la también realizadora (además de guionista, productora...) Maite Ruiz de Austri subraya que “cuando todos remamos se nota, porque el talento es evidente que está”. Lo dice quien además ostenta la presidencia de la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava Apika, lugar desde el que además reclama dar “continuidad” ya que es importante para asentar lo conseguido, un proceso en el que mira a ETB de manera específica. “Es necesario que se fije en los profesionales alaveses”.
A la espera de que ese guante lo recoja quien debe, Urkijo, siempre valorando el pasado y destacando el momento presente, mira al futuro asegurando que “nos falta fortalecer, sobre todo, el tejido técnico e industrial. Objetivamente, esta industria es rentable y tenemos que saberlo y defenderlo entre todos”.
Ya sea en el largo o en el corto, del buen hacer de su trabajo va a hablar a partir de este lunes la vigésimo cuarta edición de Cortada, donde también habrá otras firmas alavesas más que destacadas. Es el caso de Myriam Ballesteros, incansable creadora de referencia internacional en el mundo de la animación, que tras años alejada del corto, ha vuelto a este formato con Cenicienta Swing. En el certamen se podrá ver además Solo son peces, producido para la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Álava y que está también entre los finalistas a los Goya en la categoría de corto documental, a un paso de la nominación, además en unos momentos en los que los ataques al pueblo saharaui vuelven a estar en el foco de los grandes medios.
Estos y otros títulos, como La abducción argumentada de Imanol Ortiz o Buen plan de Julen de la Serna y Andoni Martínez de Madina, se podrán ver tanto de forma presencial como online entre el lunes 14 y el sábado 19.