s muy surrealista". Así describe John Cusack el hecho de que, en medio de una pandemia, se estrene Utopía, la adaptación en Amazon de la influyente serie británica homónima que hablaba de un virus a escala global y que puede recordar, salvando las distancias, a la situación del coronavirus. "Cuando lees la serie completa y sabes el punto de vista de (la creadora) Gillian Flynn, como drama, o como thriller de ciencia-ficción, thriller de cómic oscuro o thriller de fantasía, va directa a los problemas que la Humanidad está enfrentando", explicó Cusack en un encuentro con los medios. "No hace nada para rebajar la intensidad. Y en un drama te interesa meterte en todos los problemas que puedas y en las situaciones más peligrosas. Pero incluso teniendo en cuenta eso, con la Costa Este de EEUU ardiendo por los incendios y con una pandemia, lo único que puedes decir realmente cuando se emita esta serie es que es una experiencia surrealista", añadió.
Cusack, en su primer gran papel en la televisión, da forma junto a actores como Sasha Lane o Rainn Wilson al coral y extenso elenco de Utopía, serie que Amazon acaba de estrenar con Gillian Flynn, la escritora y guionista de Perdida (2014) y Heridas abiertas (2018), al timón de este remake estadounidense. La original y británica Utopía (2013-2014) solo tuvo dos temporadas pero alcanzó el estatus de serie de culto con una suculenta fusión de trama apocalíptica, humor negro, intriga criminal y toques de ciencia-ficción. Y todos estos ingredientes se mantienen en esta nueva Utopía.
La serie comienza con un grupo de amantes del cómic convencidos de que una novela gráfica llamada Dystopia no fue solo una obra maestra de las viñetas sino que también profetizó unos desastres que finalmente sucedieron en el mundo real. Así es fácil entender su absoluta expectación cuando descubren que tiene una secuela: un cómic llamado Utopía. El juego entre las páginas y la vida real que tanto llamaba la atención de la serie original puede quedar en segundo plano en esta nueva Utopía debido a la pandemia, que quizá dirija la atención del público a la trama apocalíptica y viral de la serie. Eso sí, el paralelismo tiene su límite: en Utopía el virus global responde a una gran conspiración para dominar el mundo mientras que en 2020 solo los defensores de extravagantes ideas y teorías sin fundamento creen que detrás del coronavirus hay un plan malvado de algún tipo.
"Cuando en 2013 acepté hacer esta serie, la idea de una pandemia sonaba muy futurista, en el borde de la ciencia-ficción", admitió Gillian Flynn. "Mi interés tenía muy poco que ver con la pandemia, no estaba interesada en hacer algo como Estallido (1995). Eso solo era una de las piezas de este thriller de conspiración (...)", dijo. "Pero si la gente quiere usar la serie para hablar más de cómo nos tratamos unos a otros en una pandemia, cómo manejamos las conspiraciones, la naturaleza de la verdad y su maleabilidad en las redes sociales (...), puede acceder a la serie en esos niveles", completó. "Siempre digo que prefiero escribir algo que me digas que odias pero de lo que hayas hablado mucho a que me digas oh, me gustó y nunca pienses en ello de nuevo", aseguró.
En el caso de Cusack, que interpreta a un doctor con tantas sombras como luces ("una mezcla de Willy Wonka con TED Talk en el Apocalipsis"), el aliciente de Utopía también estaba en probar suerte en la pequeña pantalla tras más de 30 años en el cine. "Normalmente trabajo en historias de dos horas (...) y aquí se extiende a ocho o diez, así que fue divertido", explicó. "En la mejor televisión, cada episodio es necesario para contar una historia de diez, veinte o treinta horas. Pero hay también una televisión que incluye elementos de telenovela, de vamos a hacer más episodios, a poner una bonita trama secundaria (...) Eso para mí es negativo", argumentó. "Pero en Utopía todo era muy sólido (...) No había ningún personaje innecesario, ninguna trama B: era una obra intensa y rigurosa así que pensé que, si iba a hacer televisión, no iba a encontrar nada mejor", opinó.
Por último, Flynn habló sobre la compleja gestación de Utopía, que iba a dirigir David Fincher para HBO. "Fue duro cuando supimos que no lo haría porque era lo que me había traído a la serie", dijo sobre el cineasta con el que colaboró en Perdida. "Así que tuve que reescribirla, abaratar una serie realmente cara, que fue por lo que se desmoronó entonces, quitar algún episodios para hacerla más asequible... Porque es básicamente como una cara road movie en la que vas quemando cosas aquí y allá. No es Cheers, donde regresas al bar en cada episodio", ironizó.