- Hace ya tres lustros que Cobra inició su camino reuniendo en sus filas a músicos bien conocidos que, a lo largo de estos años, han compatibilizado la banda con otros proyectos, como le ha pasado a David González con Berri Txarrak. El cuarteto -en el que también se encuentran Josu Luengo, Haritz Lete y Ekain Elorza- publicó el pasado marzo Fyre, aunque no está siendo hasta este otoño cuando se está presentando en directo con una gira de conciertos que la formación preparó hace pocas semanas en Amurrio, en el escenario de la asociación Burubio. Mañana, los cuatro regresan a Gasteiz para tocar en la sala Jimmy Jazz, donde quedan muy pocas entradas, junto a Duna.

Hay grupos con los que parece imposible imaginar un concierto con el público sentado y separado, y Cobra es uno de ellos. ¿Cómo están viviendo la vuelta a los escenarios en este contexto?

-Estamos en un momento en el que pintan bastos, eso es así. En lo que a nosotros nos toca, que son los conciertos, la verdad es que es complicado, entre otras cosas porque una de las restricciones pasa por el hecho de que la gente esté sentada y con mascarilla, lo que, de alguna manera, coarta eso que se genera en nuestras actuaciones, esa energía, esa simbiosis entre la banda y la gente. Es raro pero es lo que toca y hay que hacerle frente. Tenemos la referencia del pasado fin de semana, que arrancamos la gira en Azpeitia, y fue emocionante. La gente está con ganas de volver a ir a conciertos y vivir la música en directo, de alguna manera, dentro de esta llamada nueva normalidad. Eso, por lo menos, es lo que comprobamos el otro día. Fue una gozada. Sentimos en el ambiente emoción y energía, aunque fuera expresada de otra manera, no tan física. El rock no está muy ligado precisamente a tener que estar sentado y con mascarilla, pero es lo que hay.

Antes de que todo cambiara ya se había anunciado que el disco iba a salir el 27 de marzo. ¿En algún momento pensaron en cancelar la publicación y esperar, por ejemplo, al año que viene?

-Nos pilló de lleno. No pudimos tener peor suerte. La fecha de lanzamiento estaba cerrada con mucho tiempo de antelación y se estaba haciendo un trabajo intenso para llegar a ese día. En marzo se hicieron dos lanzamientos de adelanto. De hecho, me acuerdo que el primer tema salió el 9 y luego llegó el 14 y nos metieron a todos en casa. En ese momento sí que teníamos bastante incertidumbre. Era muy difícil echar marcha atrás los planes. Además, en ese momento no sabíamos las dimensiones que iba a tomar todo esto. Parecía como que para finales de mayo podríamos volver, que era cuestión de dos o tres meses recuperar cierta normalidad, y por eso decidimos seguir adelante. Pero pasaron los días de confinamiento y fue cuando vimos que esto iba para largo. Lo único que nos quedó fue promocionar el disco desde casa mediante redes sociales, entrevistas online y esas cosas. La suerte, gracias a la oficina que tenemos, es que ahora en otoño estamos pudiendo hacer la gira, que supone ver, por lo menos un poco, la luz. De todas formas, en noviembre tenemos fechas en Madrid y Valencia, y vamos a ver, sobre todo en el caso de Madrid. Pero bueno, parece que poco a poco van saliendo cosas porque eso de que la cultura es segura se está demostrando que es mucho más que una frase. Organizar actos culturales es seguro y necesario.

Más allá del covid, lo cierto es que este disco llegó generando muchas y muy buenas expectativas.

-Llevamos ya 15 años y prácticamente desde el principio hemos estado en distintos proyectos también. Eso ha hecho que no siempre Cobra fuera una prioridad. Pero es algo que entre los cuatro siempre ha estado hablado. La banda nació por una necesidad de pasarlo bien haciendo canciones y tocando, sin tener una ambición o una meta determinada. Según han ido viniendo las cosas, las hemos hecho y celebrado. Y cuando no hemos podido hacer ciertos planes o propuestas, también lo hemos asumido. Sin quererlo, gracias al compromiso que adquirimos en su día y a lo a gusto que estamos los cuatro, poco a poco hemos hecho camino. Con este disco es verdad que se abre una nueva era, por así decirlo. Yo, por ejemplo, siempre he sido un poco el palo en la rueda del grupo por mi compromiso con Berri Txarrak, pero eso es algo que ha cambiado desde el pasado noviembre. Eso nos ha permitido hacer un disco con tiempo, con los ensayos y el trabajo necesario, y hacer una apuesta más firme y seria de lo que venía siendo por una cuestión de disponibilidad. Estaba todo muy bien planificado, siendo la apuesta inicial hacer ese disco que teníamos los cuatro en mente y tocar todo lo posible y más. Pero claro, vino el tsunami. La intención era poner toda la carne en el asador para ver si podíamos llevar a la banda a un nivel superior. Lo que pasó en marzo no quita que este disco sea el mejor de Cobra hasta la fecha. Nos sentimos muy orgullosos de él.

Un trabajo que, como dice su título, quema...

-Sí, sí. Hemos puesto mucho cariño en él y mucha dedicación. No queríamos que fuera una continuación del disco anterior, Riffyard, sino que queríamos ponernos el listón más arriba. Dentro de nuestras virtudes y defectos, la intención era, estilísticamente, ir más allá. Hombre, es evidente que quien conoce al grupo, cuando ponga el disco, no se va a extrañar. No se va a encontrar, no sé, con trap. Seguimos siendo una banda de rock, pero es verdad que hay ciertos matices que hemos incorporado y que creo que le han sentado muy bien al grupo.

La despedida de Berri Txarrak fue una vivencia muy intensa y emocionante. Desde noviembre, ¿se siente liberado, nostálgico, orgulloso, está ya con la cabeza en otra etapa y aquello queda en el pasado...?

-Es una mezcla un poco de todo. Por supuesto que me siento orgulloso. Es una experiencia que tuve durante 11 años en los que aprendí un montón. Tuve muchísimas vivencias y me siento muy agradecido. Pero, por otro lado, también intento mirar hacia delante. La vida son etapas y en ello estoy, cerrando unas y abriendo otras. A pesar del ritmo frenético que tenía Berri Txarrak, siempre he estado a gusto, nunca he necesitado descansar. Cuando estás haciendo lo que te gusta y estás viviendo de eso, es una gozada tener conciertos, ensayos, viajes, grabaciones... El hecho de hacer un disco nuevo con Cobra justo tras la despedida de Berri, solapando el final de algo con el comienzo de otra cosa, fue algo que me sirvió también un poco de terapia. Quiero decir, el 23 de noviembre fue el último concierto de Berri Txarrak y el 25 estaba ensayando con Cobra. El cuerpo y la cabeza me pedían continuar haciendo lo que mejor sé hacer, lo único que sé hacer, y lo que le da sentido a mi vida. Claro, volviendo al bicho, el no poder subirte a un escenario ahora es, por un lado, bastante duro. Por otro, también nos sirve para valorar eso que antes era tan normal. Mira, y lo hablamos entre nosotros después del arranque de la gira, el otro día en Azpeitia nos tenías que haber visto al inicio del concierto porque teníamos una sonrisa de idiotas tremenda.