- El museo Bellas Artes de Gasteiz acoge desde ayer un retrato creado por el pintor llodiano Joaquín Bárbara y Balza, que ofrece la posibilidad de contemplar a Ignacio Figueroa, marqués de Villamejor. La obra fue adquirida en el año 2018 por parte del museo (obra al óleo de 1895). Con este gesto, el de hacer pública la creación del artista laudioarra, la Diputación Foral de Álava y el Museo Bellas Artes de Vitoria han llenado “un vacío existente, otorgando por primera vez a Bárbara un lugar en las colecciones artísticas del País Vasco, donde hasta el momento no estaba representado en ninguna de sus pinacotecas”, destacó durante la presentación el investigador laudioarra Egoitz Bernaola, autor de la monografía Joaquín Bárbara y Balza, pintor entre dos siglos. Paisajes, figuras, luces y sombras de un artista olvidado 1867-1931 .
Esta obra fue editada en el año 2017 y publicada por la Cofradía de Sant Roque de Laudio en colaboración con la Diputación Foral de Álava y con el apoyo de la Fundación Vital. Y es que la Cofradía de San Roque ha jugado un papel importante en este camino por la recuperación de la memoria de Bárbara, porque desde hace ya varios años la agrupación está trabajando por rescatar del olvido a varios llodianos ilustres, y continúa en estos momentos en ese camino.
En el acto de presentación de este retrato, de un autor hasta hace unos años “poco conocido y casi silenciado”, participaron la diputada de Cultura y Deporte, Ana del Val; la responsable del museo, Sara González de Azpuru; y el investigador Egoitz Bernaola, especialista en el autor. Este último ofreció un pequeño esbozo de la que fue la vida de Bárbara, con una trayectoria “inestable, que tal vez no supo adaptarse a los cambios convulsos del fin de siglo”.
En su trayectoria -recordó el historiador- sus mecenas jugaron un papel “importante”. Y es que fue protegido por unos parientes de Llodio, los hermanos Alday Icabalceta, lo que le permitió comenzar estudios generales en el Colegio Municipal de La Antigua de Orduña y trasladarse más tarde a Madrid para ingresar en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando durante los cursos 1885 a 1891. “Ya en la capital, contó asimismo con la protección de los marqueses de Urquijo y su círculo social y obtuvo, por oposición, el primer puesto como pensionado por la Pintura de Historia en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, en la cual permaneció ampliando su formación entre 1895 y 1899”, recordaron en la presentación. El encargo de pintar al marqués de Villamejor, obra que se expone en el Bellas Artes en estos momentos, vino de la mano, “probablemente”, de su mecenas, de Francisco de Alday, “con el que Figueroa estuvo relacionado a raíz de sus negocios con la minería”, informaron.
Rodeada de textos e imágenes que ilustran la vida y obra de Bárbara, puede observarse ahora el retrato de este marqués, adquirido por la Diputación Foral de Álava, y restaurado por Marina López Villanueva y Marisol Rojo. En los textos de los paneles, así como en la publicación realizada para la ocasión -ambos de la mano de Bernaola- también puede observarse los giros que dio la vida de su autor, que desde 1904 hasta su muerte se empleó como catedrático de dibujo en el Instituto General y Técnico de Santander. “Aunque un tanto alejado ya de los circuitos de exhibición pictórica -nunca abandonó los pinceles-, continuó vinculado a diferentes instituciones artísticas, culturales e intelectuales de la época”.