- En castellano significa remanso. En italiano, gritar. Y esa disparidad es algo que a la artista granadina Irene Carmona le atrajo de manera especial a la hora de bautizar, en euskera, la exposición que desde hoy presenta en Montehermoso, Urlo. Dentro del programa de apoyo a artistas en vías de profesionalización que llevan a cabo el centro cultural y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, el espacio de lo alto de la colina acoge desde hoy hasta el próximo 13 de septiembre esta muestra pictórica. Se cierra así el programa de presentaciones correspondientes a este año, aunque la siguiente convocatoria ya se encuentra abierta.

Como está sucediendo con todo, la exposición tenía que haberse encontrado con el público hace varias semanas, pero la aparición del covid-19 modificó los planes. Así que es ahora cuando se va a poder visitar una propuesta que también ha ido creciendo durante el confinamiento. "Fue un tiempo de hacer más pruebas", apunta la artista, que presenta ahora una treintena de obras.

La disparidad de significados del título de la muestra es una constante también en la búsqueda de la creadora. "Es algo que está presente en mis cuadros", en obras en las que también interviene la fotografía como punto de arranque. "Soy una persona que se formó pintando al natural, pero, también al venir aquí, he descubierto en la fotografía una nueva forma de trabajar", explica, sin descartar seguir uniendo ambas disciplinas de otras formas. De hecho, en un principio pensó en incluir en la visita del público parte de las instantáneas que sirven de base para sus cuadros, imágenes que no se reproducen de manera mimética sino que prestan sus distintas partes para crear lo que luego se termina llevando al lienzo o al papel.

"La imagen es, para mí, una cuestión de afección. Cuando una imagen afecta, no puedo evitar tratar de realizar algo con ella. Me obsesiono con su registro; y en esto, la fotografía me sirve como un terreno de calentamiento donde pensar la pintura. Como camino hacia ella, me ofrece un acto en diferido, un leve rastro del hecho, sin el murmullo de la observación al natural. De ser una observadora descarada del entorno, me repliego en un diálogo solitario con el lienzo", describe la artista, graduada en Bellas Artes por la Universidad de Granada y Máster en Pintura por la Universidad del País Vasco en 2018-2019. Gracias a ello, en 2019 disfrutó de varias residencias artísticas como la Beca de Intercambio Artístico y Cultural en China, o su estancia en el Palacio de Quintanar de Segovia. Vivencias de las que, como relata, también ha aprendido técnicas y materiales con los que sigue investigando dentro de su camino creativo.