- Si la noticia se ha hecho esperar es porque el Festival de Jazz de Gasteiz lo ha intentando hasta el último momento, barajando distintas posibilidades a la hora de llevar a cabo su cuadragésimo cuarta edición. Pero al final, el certamen se ha visto obligado a seguir el mismo camino que el Azkena Rock Festival y aplazar su cita con el público de julio hasta 2021, sin descartar del todo que entre el 13 y el 18 del próximo mes se pueda llevar a cabo alguna actuación simbólica y sin público. Ya se verá. Lo cierto ahora es que el territorio, a causa de la situación generada por la aparición del covid-19, asiste a un 2020 en el que se ha quedado sin sus dos eventos culturales más importantes.

“Lo hemos intentado, hemos luchado hasta el final, apurado al máximo los plazos y tras estudiar todas las opciones posibles llega la mala noticia”. Con estas palabras, los responsables del evento -que tomaron las riendas del mismo el año pasado- comunicaron ayer una decisión adoptada tras unos días “tan desconcertantes y complicados”. “A comienzos de año teníamos el festival prácticamente cerrado: un gran cartel con músicos de primera línea, varios proyectos nuevos, compromisos con asociaciones para hacer actividades en la ciudad… Teníamos, en definitiva, un proyecto que nos hacía ilusión poder presentaros”. Sin embargo, el coronavirus paralizó todo. “Consideramos que la seguridad y la salud están por encima de todo, así que nos pusimos a trabajar para hacer todo lo posible porque los solos de trompeta siguieran sonando en el club de medianoche, porque Mendizorrotza fuera el epicentro del jazz durante cinco días, porque el Teatro Principal se convirtiera en el lugar más innovador y porque las mañanas, las tardes, las madrugadas, las calles, el aire, los olores, el centro o los barrios de Vitoria siguieran sonando a jazz”.

Ante esta situación, “hemos contemplado cuatro proyectos diferentes. Queríamos que, si todo iba bien en julio, el festival fuera la pequeña alegría que Gasteiz se merece. Y fuera más abierto que nunca. Que todo se viera por streaming, que casi todo fuera gratuito… y que, con todas las medidas sanitarias posibles, Vitoria volviera a convertirse en la gran fiesta del jazz”. Sin embargo, “las últimas noticias que hemos recibido no son buenas. Estamos a poco más de un mes y no podemos garantizar que ninguno de los proyectos pueda realizarse sin poner en peligro el futuro del festival”, explicaron desde un evento realizado por una asociación cultural sin ánimo de lucro. “Es una estructura pequeña, compuesta por voluntarios a la que, no lo vamos a negar, como a muchos otros, el contexto actual le ha puesto en una situación complicada. Para poder correr hacia la 44 edición, la única alternativa era coger impulso, y pensar en 2021”, un año en el que ya se está trabajando.

A la espera de que, de todas formas, se pueda confirmar algún tipo de acto este próximo julio, el festival quiso agradecer al público, a “los patrocinadores públicos y privados que nos han respaldado”, a los voluntarios, a la gente que hace posible el certamen y a la ciudad su compromiso y cercanía con una cita que el año pasado inició una nueva etapa, introduciendo varias novedades que estaban empezando a calar.

Así las cosas, es de esperar que esa evolución en positivo no se vea interrumpida, y que quienes apoyan el certamen, sobre todo desde las instituciones públicas más cercanas, mantengan, como mínimo, su compromiso, también en el plano económico. Es en las situaciones complicadas cuando más se tiene que demostrar que las administraciones saben y quieren estar a la altura. De momento, la realidad a día de hoy es que el festival no se va a llevar a cabo, como tantas otras manifestaciones de la cultura en vivo para las que sigue sin haber protocolos de seguridad concretos.

A pesar de la “mala noticia”, el certamen no descarta del todo poder llevar a cabo alguna actuación simbólica y sin público

El evento ha estado trabajando hasta el último momento con cuatro posibles alternativas para poder celebrarse