arece que, con todo lo que está sucediendo, aquel 18 de marzo queda hoy muy lejos. Fue el primer día en el que la novela El silencio del virusse asomó a las páginas de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Cada jornada, un nuevo capítulo. Un ritmo frenético que el escritor Jabo H. Pizarroso y el ilustrador Kiko Pérez han mantenido sin desfallecer para acompañar a los lectores y las lectoras del periódico a lo largo de todas estas semanas. Ayer se publicó la última entrega, aunque quienes quieran volver a cualquiera de sus partes pueden hacerlo todavía en www.noticiasdealava.eus. Ha sido, sin duda, toda una aventura creativa compartida con miles de personas.

"He hecho proyectos que han exigido rapidez, claro. Mi trabajo habitual lo exige en bastantes ocasiones. Pero nunca he afrontado algo de estas características. Es la primera vez que hago algo así y espero que no sea la última", explica Pérez, diseñador gráfico de larga trayectoria profesional cuya pasión por las artes visuales, la animación, los cómics y la ilustración le ha llevado a desarrollar y colaborar en innumerables proyectos.

Sus creaciones para El silencio del virus han sido durante todas estas semanas la primera referencia para el público antes de dejarse llevar por las palabras de Jabo H. Pizarroso. Sus ilustraciones han captado decenas de momentos, sensaciones, ubicaciones, personajes... que han relatado por sí mismas, aunque el aporte de Pérez ha ido más allá. "Kiko y yo hemos hablado entre tres y seis veces al día desde primera hora de la mañana. En algunos casos el capítulo estaba ya redactado, en otros había una estructura avanzada, un borrador, una idea. Ha sido como un partido de tenis entre los dos en el que a veces el saque estaba en un lado y otras, en el otro", describe el escritor vitoriano. Ese toma y daca ha sido imprescindible para dar forma y fondo al proyecto.

Los personajes "son de Jabo, pero sí los he hecho un tanto míos. En la construcción de cada uno hemos tenido que ver los dos porque Jabo y yo hemos discutido cosas de los personajes y la trama. La escritura y la ilustración es ir descubriendo cosas nuevas y a cada paso que hemos dado, hemos descubierto cosas nuevas de los personajes", relata Pérez, que en todas sus ilustraciones ha intentado, sobre todo, sugerir. "Están hechas a base de salpicaduras y de machas, y hay cosas que no están contadas. Ahí le hemos dejado un trabajo que ha tenido que hacer el lector" a lo largo de los capítulos.

"Me da pena que esto se acabe", dice, mientras espera ahora poder tener un poco más de tiempo y sosiego para darse cuenta de todo lo que ha supuesto esta aventura, que ha estado compatibilizando, desde su residencia en Madrid, con su multifacética trayectoria profesional. "Espero que la novela sirva para que haya un tiempo de parar un poco y dejarse llevar" también gracias a sus creaciones, a esa labor diaria y sin descanso que le ha ocasionado, a buen seguro, tanto disfrute como quebraderos de cabeza. No hay que olvidar, además, que sus ilustraciones han servido también como imagen principal para los vídeos locutados que cada jornada se han lanzado a través de internet como anticipo de cada capítulo. Obras de arte diarias con las que se ha construido un El silencio del virus que ya ha escrito su último capítulo.