bilbao - El Museo Guggenheim Bilbao ha inaugurado este jueves la exposición dedicada a la obra temprana de la artista brasileña Lygia Clark (1920-1988), una de las pioneras de la abstracción de su país y una de las artistas fundamentales de Latinoamérica en la segunda mitad del siglo XX.
La muestra, titulada Lygia Clark. La pintura como campo experimental, 1948-1958, compuesta por 83 pinturas, dibujos y maquetas, exhibe las obras realizadas a lo largo de una década en la que la artista, que llegó a la pintura sin formación previa, experimentó con la figuración y la abstracción hasta alcanzar, ya ene la década de los años 60, un lenguaje pictórico propio.
Producida por el Museo Guggenheim de Bilbao y comisariada por la especialista en la artista brasileña de la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, Geaninne Gutierrez-Guimaraes, la exposición podrá verse en Bilbao hasta el 24 de mayo, tras lo cual viajará al Museo Peggy Gugheneim de Venecia donde se exhibirá en verano, ha explicado en su presentación a los medios el director del centro bilbaíno, Juan Ignacio Vidarte.
Geaninne Gutierrez-Guimaraes, por su parte, ha destacado que la artista brasileña, segunda creadora de este país a la que el Guggenheim Bilbao dedica una exposición tras la que realizó sobre la obra del escultor Ernesto Neto, se planteó la pintura, al inicio de su carrera, como "un campo experimental".
Desde esta visión, se inició en 1948 en su país en la figuración con pinturas al óleo y dibujos al carboncillo de temas tradicionales como el retrato, el bodegón, el paisaje y la arquitectura, y fue evolucionando y esquematizando cada vez más sus obras, acercándose a la abstracción.
En 1950, Lygia Clark se trasladó a París, donde en una estancia de dos años se formó y estudio brevemente pintura con artistas como Fernand Léger y Áspád Szenes y comenzó a realizar aplanadas composiciones modulares de geometrías prismáticas, y agudas formas triangulares cuajadas de color.
A su vuelta a Brasil se inició en preciosistas composiciones geométricas y otras series pictóricas importantes que la impulsaron a cuestionar las convenciones espaciales del plano, como Descubrimiento de la línea orgánica (1954) y Rompiendo el marco (1954), que se pueden contemplar en la muestra.
En esta época, Clark también lleva a cabo investigaciones sobre la relación entre arte y arquitectura que posteriormente se plasmarían en las pinturas de caballete de estructuras lisas, planas y modulares que componen su serie Superficies moduladas (1955).
La última parte de la exposición en Bilbao, la que abarca los años 1957 y 1958, acoge sus series de grandes composiciones monocromáticas a base de planos positivos y negativos y su análisis de la forma lineal en un espacio multidimensional, que pretendía manipular y deformar la geometría del plano.
La exposición dedicada a esta artista en el año en que se cumple el centenario de su nacimiento, es la primera que se realiza en España en los últimos 23 años (la última se la dedicó en 1997 la Fundación Tapies, de Barcelona) y la primera de las tres que ofrecerá este año el Guggenheim Bilbao de relevantes artistas femeninas, según ha recordado su director Juan Ignacio Vidarte.