Casicuatro años después del magnífico American band, los estadounidenses Drive-by Truckers confirman su resurrección con su décimo segundo disco, The unraveling (ATO Records. Pias), en el que el quinteto golpea sus guitarras a ritmo de rock sureño, blues y folk, y grita contra el estado de su país en 2020, con los sueños de libertad y oportunidades agonizantes, dividido en dos mitades en año de elecciones y acosado por la violencia, el racismo y el poder de multinacionales y mercaderes en auge. La banda actuará en el Azkena Rock de Vitoria-Gasteiz.
Drive-by Truckers acude siempre a la mente cuando se nombra a los mejores grupos del rock de las dos últimas décadas. Si bien es cierto que les dejó tocados la marcha de Jason Isbell para emprender una carrera en solitario que se reafirma como magnífica a cada paso, concierto y disco, su álbum anterior, American band, confirmó la reactivación artística de un grupo liderado ya sin ambages por Patterson Hood, con Mike Cooley como lugarteniente destacado.
Su nuevo disco, The unraveling, solo confirma esa resurrección. Como ya hacían en el anterior, Hood “golpea las guitarras y grita y grita” contra un país, sus Estados Unidos, antaño tierra de oportunidades y emigrantes, y ahora pasto de “tiroteos en escuelas y en iglesias, violencia racial, suicidios y sobredosis, violencia fronteriza y un asalto a tantas cosas que todos apreciamos”, explica.
Hood reconoce “reveladoras coincidencias” entre ambos discos, pero también diferencias. “Si el anterior fue un disparo de advertencia que insinuaba una tormenta que se avecinaba, este se ha escrito entre los restos y las secuelas”, indica. “Siempre he dicho que todos nuestros registros son políticos, pero también he dicho que la política es personal. Con eso en mente, este álbum es especialmente personal”, aclara el líder del grupo.
Poniendo “más corazón que cerebro” en la composición, Drive-by Truckers cumplió un sueño grabando en los Sam Phillips Recording Services de Memphis bajo la tutela del laureado ingeniero Matt Ross Sprang y el respaldo de David Barbe en la producción. “Si la escritura fue un proceso largo y brutal, la grabación fue una celebración alegre y no puedo transmitir lo suficiente el impacto que tuvo”, reconoce Hood, desbordado de emociones en el estudio que creó Sam Phillips -pionero que grabó a Elvis, Johnny Cash o Roy Orbison- y rodeado de las viejas chaquetas, el whiski del maestro... y sorprendido por la visita de Mick Jagger.
Miedo y asco en EE.UU. “Escribir tontas canciones de amor parecía el colmo del privilegio”, reconoce Hood respecto a The unraveling, que cuenta con la colaboración de un miembro de The All Mississippi All Stars. Su sonido es cada vez más exigente en lo musical, sin estribillos deslumbrantes ni efectistas, pero se mantiene la intensidad emocional habitual. Resultan paradigmáticas los temas que lo abren y cierran, Rosemary with a Bible and a gun y Awaiting resurrection, respectivamente.
La primera suena repetitiva, con piano, cuerdas y lo que parece una caja de ritmos, ofreciendo un camino más contemporáneo a un grupo de rock clásico que le canta al fin del sueño americano: “La verdad cayó sobre nosotros, hundiendo todas nuestras esperanzas en la desesperación”. Y la segunda lleva el ADN del grupo pero resulta innovadora en su extensión y densidad. Hood se lamenta “del latigazo de las noticias y los tratos sucios que ganan elecciones”, para concluir con un verso esperanzado: “En la oscuridad, a la espera de la resurrección”.
Entre ambas refulgen Armageddon’s back in town, rockista y épica con guiños a The E Street Band en su crescendo; la electricidad de Slow ride argument; el folk de Thoughts and prayers, que denuncia la escalada armamentística y su reflejo en las muertes en colegios e institutos con un video en el que aparece Trump riéndose entre adolescentes manifestándose; el medio tiempo folk 21st Century USA; el fiero rock sureño de los 70 de Heroin again o los escarceos blues de Babies in cages. Drive-by Truckers ya han resucitado, pero confían que su país supere el colapso actual y salga del barro entre discursos supremacistas blancos, oscuridad, oraciones, dolor, muerte y división.