madrid - El arte de Bill Viola se enfrenta al ritmo frenético de la sociedad contemporánea. Sus instalaciones invitan al espectador a detenerse y tomarse un tiempo para reflexionar sobre la vida, la muerte y el paso del tiempo, en esta ocasión en la Fundación Telefónica de Madrid. El artista estadounidense muestra en Madrid una selección de su extensa trayectoria -cuatro décadas- dedicada al videoarte. Bill Viola. Espejos de lo invisible incluye obras desde sus inicios, como The Reflecting Pool (1977), hasta los últimos años, como Mártires, un encargo para una iglesia en Londres (2014).
La muestra llega a Madrid -hasta el 17 de mayo-, tras pasar por Barcelona, aunque la directora de la Fundación Catalunya La Pedrera, Marta Lacambra, ha reconocido que es una exposición “diferente” por las características “únicas” del espacio y de la propia obra del artista. La responsable de este cambio es la comisaria Kira Perov, pareja de Viola y directora del estudio del artista, que cuida con precisión cada exposición de la obra de Viola. También es la que ha pedido este miércoles, con motivo de la presentación, que no hubiera una visita guiada de la misma y así los asistentes pudieran recorrerla en silencio y a su ritmo. “Bill quiere captar el gran recorrido de la vida, no su ajetreo”, ha explicado la comisaria sobre la obra de su marido, que no ha podido estar en la presentación por su estado de salud. Viola es uno de los nombres fundamentales del videoarte. En su trabajo confluye su interés por la filosofía, el pensamiento budista o el misticismo, con temas como el paso del tiempo, la vida, la muerte, la angustia o la soledad. - Efe