Vitoria - Cerró 2019 no sólo con la publicación del tercer disco de su grupo sino también con la salida, en primavera, de su libro Todo un año para cambiar de vida. Jess Fabric, como sus compañeros en Viva Suecia (Rafa Val, Alberto Cantúa y Fernando Campillo), no para y menos ahora que El milagro está en marcha. Es la mejor excusa, además, para que el cuarteto se estrene por fin en la capital alavesa. El espacio de la calle Coronación abrirá sus puertas a las 21.00 horas, estando las entradas a la venta de manera anticipada por 18 euros.
Es ver su agenda de conciertos y asusta.
-(Risas) Pero nosotros lo vemos como algo natural. Cuando sacas el disco lo que quieres es presentarlo en todos los sitios que puedas. Y estamos acostumbrados a no detenernos. Con La fuerza mayor no paramos. Con Otros principios fundamentales tampoco. Están siendo como tres giras unidas. Es que es lo que nos gusta. Si no te pide el cuerpo un descanso, para qué parar. De hecho, cuando estamos diez días o así sin tocar, a la semana ya nos estamos llamando para ver si cogemos la guitarra y nos vamos a algún sitio a tocar algo.
Pero en ese frenesí, ¿da tiempo a darse cuenta de lo conseguido en estos últimos seis años?
-Sí, no creas. No sé si lo vemos todo de manera más subjetiva u objetiva, pero la realidad es que cada paso que ha dado el grupo lo hemos vivido como algo del día a día de nuestro trabajo. No nos da tiempo a pensar qué queremos que pase en el futuro, sí a disfrutar lo que estamos viviendo en cada momento, que es de lo que se trata. ¿Lo que venga? Pues ya llegará.
Después del largo y exitoso recorrido que ha tenido 'Otros principios fundamentales', ¿qué le piden a 'El milagro'?
-Nada. Lo mínimo para considerarlo un éxito para nosotros es que nos permita, como Otros principios fundamentales, recorrernos toda la península e ir también a Latinoamérica, Reino Unido... y eso ya lo estamos consiguiendo. Cuando sacas un disco, con poder tocarlo y convertir tu proyecto en algo sostenible, es suficiente. Y ahora mismo es sostenible, así que... No somos ricos en dinero pero sí en muchas otras cosas. Eso también se lo debemos a El milagro. De hecho, tenemos una gira por delante que nos va a tener por lo menos un par de años bastante entretenidos. ¿Qué más le podemos pedir que eso? Nada.
Pero el tirón que tuvo 'Otros principios fundamentales', ¿ha supuesto mayor nivel de exigencia o de responsabilidad para este nuevo disco?
-Responsabilidad siempre tienes. Ya no sólo por sacar un disco. El número de seguidores crece, cada vez viene más gente a tus conciertos, pagan un precio por la entrada y eso te lleva a que tienes que ser responsable con lo que haces y consecuente con lo que entregas. A la hora de hacer el disco no nos sentimos presionados ni notamos ningún vértigo. Las cosas funcionan o no. El arte es un poco así. Pero la responsabilidad siempre está ahí. Te debes al público, que es el que hace que estés aquí. El artista que se olvida de quien le hace estar en esto, es un tanto desagradecido.
¿Qué sensaciones espera que esté dejando 'El milagro'?
-Lo que nos gustaría, y creo que está pasando, es que la gente escuche el disco y diga: no me vale con esto, quiero verlo en directo, bailarlo, cantarlo y dejarme llevar. Y eso es algo que estamos experimentando ya en los conciertos. Cada vez es más raro que pase que alguien se pille un disco, se lo ponga varias veces, se aprenda las letras... y cuando eso sucede y además es motor de que vayas al concierto a dejarte la voz... eso es lo máximo.
Ahora toca salas, con el buen tiempo llegarán los festivales... ¿mejor sobre las tablas que en el estudio?
-El escenario es nuestro hábitat. El estudio está bien, es un sitio donde experimentar, aprender y disfrutar. Nosotros somos una banda reciente y no estábamos acostumbrados a trabajar con una serie de presupuestos y de herramientas. Todo lo que aprendes en el estudio es muy emocionante. Pero, al final, el directo es donde estás en casa. Somos músicos de vocación, pero no de ir al conservatorio, estudiar mucho y eso. No. Éramos adolescentes y soñábamos con ser músicos. Nos poníamos delante del espejo con la guitarra o el bajo, soñando que éramos estrellas del rock porque era lo que sentíamos con las cintas de Metallica, Mötley Crüe, Extremoduro... Al final, lo que quieres es eso, salir y tocar. Lo que buscas es dejarte la vida ahí, sobre el escenario. Es una sensación que para saber en qué consiste creo que es necesario experimentarla. Se nota, además, que estamos más pendientes de disfrutar en el escenario que de tener una ejecución técnica perfecta.
Si pudiera viajar a 2012 o 2013, a encontrarse con esos cuatro jóvenes que justo después formaron Viva Suecia, ¿qué les diría?
-Creo que les diría que siguieran hacia adelante con lo que estaban haciendo y en la manera en la que lo estaban haciendo. Y que tuvieran paciencia porque todo llega. Nosotros nos dejamos llevar, tuvimos buenas sensaciones y eso nos ha traído hasta aquí.