Las puertas se tenían que abrir a las ocho de la tarde, pero desde tiempo antes miles de personas ya se agolpaban ayer en el exterior del BEC de Barakaldo para asistir al primero de los dos conciertos en Euskal Herria de la gira de reunión de los alaveses La Polla Records. Casi 18.000 almas dejaron sin un solo hueco libre el recinto. Desde las cuatro de la tarde, llegados desde Kuartango, en el exterior estuvieron Beñat y Markel, a los que la espera no se les hizo larga. “No nos lo podíamos perder”. Eso sí, según avanzaron las horas, cerca de ellos se pudo escuchar: “Venga, abrid ya que tenemos que coger buen sitio para el Evas”, reía un grupo de amigos ya entrados en años llegados desde Errenteria.

De hecho, fue fácil ir preguntando a los presentes mientras esperaban y encontrarse con espectadores de casi cualquier punto de Hegoalde pero también de Cantabria, Burgos y La Rioja. Como Nacho y María, que habían salido de trabajar a las tres de Logroño y se habían montado en el coche camino al BEC. “No creo que sigan con la gira y esto no nos lo podíamos perder”, sobre todo porque él sí había visto a los alaveses en sus tiempos pero no ella. “Joder, qué ganas de que esto haya llegado”.

Por supuesto, la comunidad alavesa era más que numerosa, aunque como comentó Kike, otro veterano de la cosa, “es una pena que no hayamos tenido un bolo, aunque fuera en el Buesa y sonase como el culo”. De hecho, su compañero Luis -otro que había salido del trabajo disparado para “pasar por casa, cambiar el traje del curro y ponerme las galas”- apuntó que “lo suyo sería verles en sala o en el gaztetxe aunque si aquí estamos 20.000 es por algo. Además, tienen que hacer caja para la jubilación, que está la cosa muy jodida”. Eso sí, no sólo había espectadores, por así decirlo, entrados en años. Desde Bilbao llegaron Txus, Ana y su grupo de amigas, jóvenes que aunque sí han visto a Gatillazo no a La Polla. “Hemos leído crónicas de los conciertos en Valencia y en Madrid y todo el mundo dice que están en muy buena forma. Tenemos muchas ganas porque es la música que escuchaban nuestros aitas y la que seguimos escuchando nosotras. No todo es trap”.

En realidad no hubo colas y todo transcurrió en la entrada del público de manera bastante organizada. Quien más y quien menos, se ubicó rápido porque a nadie se le escapaba que el primero en abrir la noche era El Drogas -como volverá a suceder hoy- y no era cuestión de perdérselo. “Tenían que haber vuelto a reunir a Barricada o montar algo en lo que estuviera también Hertzainak. Por pedir que no quede”, sonreía Paco, santanderino que compartió una idea con la que sus acompañantes no estaban del todo de acuerdo: “Ojalá esto se quede aquí, que no quieran estirar el chicle. Pero ya veremos”.

Por supuesto, hubo que hidratarse y los bares aledaños al recinto (La Dehesa y el Aragón) estaban hasta los topes de gente minutos antes de que El Drogas hiciese acto de presencia. Bocadillos y cerveza no pararon de cambiar de manos, que el punk es exigente.