“Fiesta, fiesta, fiesta’ es una obra en la que se ríe y se llora mucho”

“No es una obra sobre la escuela aunque transcurra en una; no es una pieza que hable de adolescentes aunque los protagonistas lo sean. Es una propuesta que habla de cosas muy trascendentales. Para la gente que se relaciona con el sistema educativo, es algo muy bonito porque es un retrato de su día a día; pero para quien no tiene ni idea de lo que ocurre en un aula, es también muy interesante y emocionante porque aprende cosas que van mucho más allá de la adolescencia o de la clase. Es un montaje que sorprende, en el que se llora y se ríe mucho”, apunta Miranda sobre esta producción de teatro documental verbatim, técnica teatral en la que las palabras de la personas reales son grabadas o transcritas por un dramaturgo durante una entrevista o proceso de investigación, o provienen de grabaciones ya existentes. “Es un proceso complicado pero se puede hacer”, sonríe la creadora.

Con todo, aclara que “la obra es muy escénica, muy teatral, por así decirlo. Hay muchos espectáculos de teatro documental en los que estamos acostumbrados a ver a un actor sentado en una silla contándonos un texto. No es el caso. La gente va a ver teatro. Hay música, coreografías, sombras chinas? y otros elementos que hacen de la pieza un espectáculo en toda regla. De hecho, en muchos momentos se te olvida que estás ante una obra de teatro documental”. Una propuesta que, como indica el título, toma como excusa la solicitud de un profesor a sus alumnos: “les pide que hagan un trabajo sobre las fiestas típicas de sus lugares de origen. Es como una metáfora de que esto de la identidad es como una fiesta, es decir, un lío enorme que tiene sus altos, sus bajos y cosas que no entendemos bien”.

Así, el espectador “va a entrar en ese micro mundo que es un aula de un instituto pero que, en este caso, es la representación de muchísimas cosas que suceden en nuestras casas, nuestros barrios, en la vida en general”, en una sociedad en la que, como plasma el montaje, “no hay una única identidad, sino muchas”.

Eso quedó patente en el trabajo realizado en 2016 en el instituto que le sirvió como campo de trabajo, una recopilación de historias y emociones que, antes de nada, compartió con esas 40 personas en dos lecturas dramatizadas separadas entre los adultos y los jóvenes “porque en las entrevistas unos y otros me habían contado algunos secretos que la otra parte no conocía”. “Me pidieron que cambiara alguna cosa porque se tocan algunas vivencias delicadas, que tienen que ver con un suicidio y con un secuestro”, recuerda la autora. Pero más allá de esos detalles, el 95% del texto es una transcripción directa de esas conversaciones. El resto está ficcionado o dialogado en base a las mismas historias.

Tras su puesta de largo en 2017 en Valladolid, el proyecto -seleccionado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) dentro de la quinta edición del V Programa de Desarrollo de Dramaturgias Actuales- ha seguido su camino hasta llegar hoy a la capital alavesa, donde su representación ha sido incluida por la Red de Teatros dentro de su cita anual de Cultura e Inclusión. Anahí Beholi, Huichi Chiu, Miriam Montilla, Ángel Perabá y Efraín Rodríguez serán los encargados de encontrarse con el público en las tablas de Ibaiondo, que retoman la actividad tras el descanso estival y unos pocos días antes de que arranque la cuadragésimo cuarta edición del Festival Internacional de Teatro de la capital alavesa.