Vitoria - Los cinco se conocieron entre las aulas de Musikene, a donde llegaron desde distintas procedencias geográficas y musicales. Juntos se fueron a Holanda y después a Estados Unidos para completar su formación musical. Y fue en Nueva York donde Jorge Castañeda (piano), Daniel Juárez (saxo tenor), Nacho Fernández (guitarra), Dario Guibert (contrabajo) y Mikel Urretagoiena (batería) dieron forma a The Machetazo. Desde su actual sede en Madrid, la formación se estrena el domingo a las 19.00 horas en la capital alavesa, en un Dazz donde desplegar A vision in a dream.

Para quien todavía no les conozca, este domingo el público se va a encontrar con...

-A grandes rasgos, con un quinteto de jazz contemporáneo, aunque el nombre suene al de un grupo punk (risas). Está hecho con toda la intención, para romper con los prejuicios estilísticos. Machetazo es una mezcla de varios estilos: rock, jazz... esta vez incluso hemos jugado un poco con la electrónica. De hecho, creo que esa mezcla caracteriza a una banda que, en este segundo disco, está más consolidada.

¿Qué tal este nuevo paso por el estudio, además para dar forma a un disco que empieza y termina de una manera muy peculiar?

-El primero lo grabamos justo cuando llegamos de Nueva York. 1290 Prospect Place era justo la dirección de la casa en la que vivimos allí y el trabajo era reflejo de lo que nos pasó en aquella ciudad, lo vivido y compartido. Ahora todos vivimos en Madrid, nos hemos desarrollado como músicos, compartimos varios proyectos y teníamos muchas ganas de contar todo lo acontecido desde ese primer álbum. Nos han pasado tantas cosas que por eso el disco tiene 14 temas. Nos ha salido larguillo (risas). Además, hemos querido aprovechar este álbum para mezclarnos y añadir otras disciplinas artísticas. Por eso, el diseño lo ha hecho Zaida Escobar, que es una pintora de Alcalá, y hay un poema que está narrado por la actriz Helena Lanza. En la presentación del álbum, en Madrid, Zaida estuvo pintado en directo mientras tocábamos y Helena se subió a recitar en ciertas partes de las canciones. Una pena no poder llevarlas a todos los sitios.

¿Cambia la propuesta en el directo o...?

-Siempre dejamos mucho espacio para la improvisación, que es la que te lleva a sitios arriesgados y eso es lo mejor que hay.

En el caso de Gasteiz, se estrenan en un espacio como el Dazz, un lugar donde el músico siente al público muy cerca.

-Cada sitio tiene su parte positiva. Se trata de ser flexible tanto en lo acústico como en lo que tiene que ver con tu energía. Nuestro objetivo es que nuestro trabajo y nuestro sonido llegue, pero también recibir lo que te da el público para crear el mejor contexto posible. En los clubs pequeños es más fácil llegar a conectar en este sentido y por eso a los músicos nos encantan. De todas formas, hay que adecuarse a cada sitio e ir a tope, a machete (risas).

Por cierto, los cinco se conocieron en Musikene. ¿Qué le aconsejaría a quienes hoy están en conservatorios y espacios de formación por el estilo?

-Lo que te da un conservatorio, y es algo a apreciar, es que vas a conocer a gente que luego va a formar parte de tu red de trabajo. Todos sabemos que es un periodo de mucha carga lectiva y esas cosas, pero hay que aprovechar y crear con esos compañeros y compañeras para sacarle el mayor partido a esos años. Además, hay que ser creativo, no parar, para mantener esa actitud cuando salgas a, por así decirlo, la vida real. Hay que estar en movimiento todo el rato. No puedes parar de crear nunca y no hay que tirar la toalla.

¿Por que el jazz y no otro género tal vez más cercano a su generación o más populoso hoy?

-Yo ahora mismo estoy en varios proyectos, experimentando mucho. Por ejemplo, me encuentro en uno de música folklórica vasca. Y en una banda de música electrónica. Y en un grupo de rock... Claro que amo el jazz tradicional y el actual, pero lo más importante de todo, para mí y creo que para el resto de la formación también, es la improvisación. En cada estilo que tocamos, intentamos tener presente el hecho de improvisar. Tocando pop, rock, trap... si hay una pizca de improvisación, lo que salga puede llegar a ser muy interesante. Tal vez es lo que falta hoy, profundizar un poco en el producto artístico.