donostia - Uno de los cineastas habituales entre nosotros durante el Zinemaldia, el japonés Hirokazu Kore-eda, que el año pasado fue galardonado con el Premio Donostia, presentó ayer en el Victoria Eugenia su primera película rodada fuera de su país y que sirvió de inauguración en la pasada Mostra de Venecia. Como es habitual en su cine, el realizador vuelve a presentar un argumento sobre la familia, en este caso, la historia de una veterana actriz (Deneuve) y su hija (Binoche). El reparto internacional lo completan Ethan Hawke y Moran Clavel.
La película se titula ‘La verdad’ y trata esta cuestión. ¿Cree que la gente que se dedica a la ficción acaba confundiéndola con la realidad?
-Cuando hablé con Juliette Binoche acerca de en qué consistía para un actor la interpretación, ella me dijo que interpretar en ningún modo consistía en mentir, sino en conferir vida a un personaje que no la tenía. Esa es la gran diferencia cuando alguien interpreta en el cine y cuando alguien está interpretando en la vida real. Por eso, de alguna manera, lo que yo quería decir con esta película es que el arte de interpretar dentro del cine o dentro del teatro es una forma de verdad.
¿Haber rodado en Europa va a influir en su próximo proyecto?
-Presentar a dos personajes tan fuertes es algo especial porque quería resaltar la relación entre la madre y la hija. No sé si, a partir de ahora, va a cambiar mi manera de retratar la familia.
Aunque lo haya hecho fuera de Japón, no ha dejado de retratar a la familia. ¿Pretende representar valores universales con su cine?
-No es mi intención hacer historias que sean extrapolables a cualquier país del mundo, que sean universales. Es más bien, el resultado. Por ejemplo, cuando rodé Still Walking para hacer el personaje de la madre, que interpretó Kirin Kiki, usé como modelo a la mía. Cuando la presenté en el Zinemaldia, tras la proyección que los vascos preguntaban “¿por qué conoce usted tan bien a mi madre?”.
En una línea de diálogo, el personaje que interpreta Moran Clavel afirma que siente sobre sus hombros la “sombra” de una actriz legendaria con la que se la compara. De usted, críticos y periodistas, dicen que es el heredero de Yasujiro Ozu, ¿siente su sombra?
-En mi caso, no siento a mi lado la sombra de Ozu, no me siento luchando contra su espectro. Normalmente, es algo que me dicen los demás, pero no es algo que sienta. Quizá, en cierto modo, sí que había algo de Ozu en Nuestra hermana pequeña, que pasó por este Festival, porque estaba rodada en Kamakura, una localización recurrente en el cine de Ozu. A parte de eso, nunca he sentido su presencia a mi lado.
¿Qué opina entonces de las nuevas generaciones que miran a las anteriores para poder crear?
-No me parece mal que actuemos dejándonos influenciar por gente que ya está muerta.
Ha rodado una película en francés y en inglés, idiomas que usted no habla. ¿Cómo ha sido el rodaje?
-Las dificultades que he tenido al hacer esta película, son más o menos las mismas que he tenido en Japón. La mayor diferencia es que hablé mucho con el productor sobre el proyecto y que hablé mucho con los actores sobre la interpretación. Por otro lado, al director de fotografía, Eric Gauthier, no lo conocía. Simplemente viendo la manera en la que quería mover la cámara, ya había una comunicación entre nosotros, más allá de las palabras. Cuando estás haciendo una película hay una serie de lenguajes interno que solo con gestos ya nos permite entendemos.
¿Cómo fue con los actores?
-En lo que concierne a los diálogos de la película, no entendía lo que hablaban los actores. Pero, por el ritmo de la conversación y por la manera en la que reaccionaban y se expresaban, podía entender que no lo estaban haciendo mal. Antes de empezar a rodar tuvimos unas largas entrevistas con Catherine Deneuve y Juliette Binoche para conocer bien nuestros puntos de vista. Cuando acabó la reunión, Deneuve me dijo que gracias a haber estado hablando tanto conmigo, comprendía qué tipo de director era, qué era lo que yo quería hacer y qué tipo de película estaba buscando.
Deneuve interpreta a una vieja gloria francesa venida a menos, con cada vez más dificultades para encontrar buenos papeles debido a. Usted como gran valedor que fue de Kirin Kiki, ¿qué piensa de esta realidad?
-Creo que en Europa o en Occidente, en general, las actrices tienen más oportunidades de tener un buen papel, pese a la edad. En Japón te encuentras muchas veces con actrices que cuando pasan de los 30 años, ya no les llega ningún papel. Lo que ocurre en mis películas es que, como retrato a la familia, eso te permite dar papeles a actores de diferentes edades.
¿Le afecta a usted, como al personaje de Deneuve, las críticas o la exposición mediática a la hora de crear?
-No me preocupo de las críticas. Tengo películas mejores y películas peores, pero no puedo estar pendiente de lo que dice la crítica porque, entonces, no puedes trabajar.
¿Volverá a Japón en su próximo proyecto?
-No tengo decidido cuál va a ser mi próxima película. Tengo varios proyectos, pero llevo cinco años rodando continuamente y quiero concederme una pausa. A partir de marzo veré que proyecto saco adelante, sí, en Japón.
Japón ha elegido la cinta ‘Weathering with you’, de Makoto Shinkai y que también puede verse en este Zinemaldia, como candidata a los Óscar como Mejor película de habla no inglesa. ¿Qué le parece?
-El cine de animación en Japón se vende mucho mejor. No es la primera vez que algo así ocurre, también pasó con la israelí Vals con Bashir, en 2008. Siempre que sea una película buena, no veo mal que se presente.