LONDRES. El asfixiante calor, con temperaturas que alcanzaron hoy los 33 grados, caracterizó las actuaciones de este año, en un evento en el que, como viene siendo habitual en los últimos años, imperó un sólido despliegue de medidas policiales.
La Policía Metropolitana (Met) instaló un fuerte operativo, con 12 427 efectivos a fin de velar por la seguridad del concurrido evento, al que asistieron alrededor de un millón de personas durante los dos días.
Los agentes han recurrido a varias tácticas policiales, entre ellas el uso de perros adiestrados o los sistemas de detección de cuchillos, que se pusieron en marcha por primera vez el pasado año y resultaron "muy efectivos", según la policía.
El comandante al frente de la operación de seguridad del carnaval de Notting Hill, Dave Musker, destacó hoy que "los agentes han trabajado sin descanso para desarrollar un plan policial apropiado y proporcionado" con el que velar por la seguridad de los ciudadanos.
Este año, además, se han llevado a cabo "medidas adicionales preventivas a fin de evitar incidentes violentos graves".
Ese cuerpo divulgó que solo en la primera jornada de carnaval, el domingo, se efectuaron 97 detenciones por delitos como la posesión de armas, agresiones sexuales u ofensas relacionadas con las drogas.
Durante la operación policial, once agentes resultaron heridos y requirieron de atención médica.
A las 14.00 GMT se guardó un minuto de silencio en honor a las 80 víctimas mortales del incendio que durante el verano de 2017 calcinó la Torre Grenfell de Londres, un bloque de 24 plantas donde vivían unas 500 personas.
Durante la presente edición, Matthew Phillip, el director ejecutivo del evento, ha resaltado que la delincuencia supone una "pequeña estadística con relación a la magnitud del evento".
También ha dicho que prefiere centrarse en los aspectos positivos del evento, que representa todo un "símbolo de cohesión y unidad entre la comunidad".