Vitoria - Es una cita ineludible cada vez que empieza julio. La música es el eje vertebrador, aunque en torno a este ya veterano encuentro anual suceden muchas más cosas. E incluso hay tiempo para un poco de ocio. Gazte Rock, eso sí, va camino de cerrar otra nueva experiencia, la que arrancó el pasado día 1 con la participación de 60 jóvenes procedentes tanto de Álava como de Gipuzkoa, Galicia, Madrid y Extremadura. Mañana tocará despedirse después de unas jornadas intensas de aprendizaje, convivencia y música a raudales.
“Es una iniciativa de éxito que cumple su décimo primera edición demostrando, una vez más, que la cultura en sus diferentes manifestaciones, en este caso la música, constituye una herramienta valiosa para fomentar entre nuestros jóvenes la creatividad artística y para promover valores esenciales como la convivencia, el respeto, la igualdad y el trabajo en equipo”, explicó ayer la nueva diputada de Cultura y Deporte, Ana del Val Sancho, en lo que supuso su primer acto público tras llegar al cargo el pasado lunes. Cabe recordar que la Diputación, a través del Instituto Foral de Juventud, y Helldorado son los responsables de esta apuesta única en el Estado y que cuenta con unos altos índices de satisfacción entre los participantes.
La música en un concepto amplio es el hilo conductor de todas las actividades de este encuentro, que abarca facetas como la composición, producción, promoción y también la historia del rock, como explicó el coordinador del evento, Egoitz Conte. El taller “vehicular” se llama Combos y en él los jóvenes forman bandas, a las que ponen nombre, y ensayan varios temas de distintas épocas y estilos que interpretan después en el gran concierto que pone el punto final al campamento.
Ayer por la mañana se celebró el ensayo general de esta actuación con la asistencia de Del Val, que vio además el cortometraje grabado por los participantes, escuchó un tema compuesto por ellos mismos y disfrutó con las versiones que los grupos interpretaron sobre el escenario de Helldorado. Ya por la tarde se produjo el concierto, por el que pasaron las doce bandas nacidas de la cita.
Los conocimientos musicales no son un requisito indispensable y se suplen con ganas, según señaló Conte. Este año el nivel general ha sido inferior al de ediciones anteriores pero se ha compensado con la “ultramotivación” de los chavales, que se notó desde el primer día y que permitió que en el ensayo general de ayer la música sonara con calidad.
El buen ambiente que se ha creado en estos días y el apoyo mutuo que se prestan los asistentes han contribuido a que participantes sin conocimientos musicales sean ahora capaces de subir a un escenario y tocar los acordes suficientes para completar el tema. En estos casos los monitores de los talleres musicales enseñan “lo básico para tocar las canciones” y cuando los chavales comprueban que éstas suenan bien “bajan del escenario súper emocionados”.
Pero Gazte Rock no se limita a enseñar a tocar y componer, sino que les acerca a otras facetas de la producción musical como el merchandasing. En este taller cada banda diseña sus propios productos de promoción: logotipo, pegatinas, chapas e incluso camisetas, que forman parte después de la puesta en escena del concierto.
En el taller de producción musical componen su propio tema desde cero, en el de fotografía se sacan las instantáneas que serán la imagen de las bandas, en el taller de audiovisual se trabaja en la grabación de un corto y en historia de la música se les explica cómo y en qué contexto surgieron los distintos estilos. En apenas doce días se genera un vínculo muy potente y es habitual que los chavales que participan un año repitan al siguiente. “Una buena señal”, apuntó Conte, que destacó además que en esta ocasión una de las participantes de ediciones anteriores ha pasado a ser monitora, lo que demuestra que en el rock hay cantera.