Barcelona - Asegura el popular showman Andreu Buenafuente que su “drama personal” es que no puede parar nunca de hacer cosas, y anda estos días atareado con los últimos preparativos del festival de humor Singlot, que comienza mañana en Sant Feliu de Guíxols (Girona) con un variado programa que busca arrancar la sonrisa del público.

Mañana empieza el festival Singlot. ¿Qué puede destacar del programa de esta quinta edición?

-El festival se ha consolidado y ha aumentado un día más su programación. Fruto de esto afrontamos un reto como el del homenaje a Pepe Rubianes, el gran cómico galaico-catalán, diez años después de su desaparición, y por primera vez el programa de David Broncano, La resistencia, salta al teatro, además de tener un Podcast de comedia, con Bob Pop y otros artistas, radio convencional, música con humor, jornadas profesionales... Tocamos el máximo de palos.

La programación combina humoristas y cómicos muy reconocidos con otros que no lo son tanto o que están empezando. ¿Son una apuesta personal suya?

-Al dirigir el festival y estar al frente del equipo tu personalidad marca la programación y para mí es muy importante que el talento emergente, del que soy un adicto y un gran defensor, conviva con el talento consagrado. Es como marca de la casa, de mi carrera y del festival.

En el homenaje a Pepe Rubianes se han anunciado “sorpresas” y “barbaridades” como las que decía él. ¿Puede avanzar algo?

-Será un recuerdo al estilo Rubianes, que era lo más ácrata e incorrecto que se ha visto en los escenarios catalanes. Mi idea era que todos hiciéramos textos de Pepe, que recibirá el premio Singlot de Honor in memoriam.

¿Qué representó para una generación de cómicos Rubianes?

-Es un referente imprescindible. Era un amigo, un maestro involuntario, aunque él no quería serlo, pero los grandes de la comedia o de la interpretación acaban siéndolo. Solo verlo y hablar con él ya te influía y te marcaba. Realmente es uno de los vacíos que yo tengo en mi vida mas potentes, personal y profesionalmente.

¿La ola de corrección política se está cargando el humor?

-Hombre, cuando tenemos unas leyes que realmente pueden aplicarse y sentar en los juzgados a cómicos, a mí no me gusta. Lo que me gustaría es ver entrar a más corruptos. Este es un tema lleno de matices, pero al final estamos hablando de libertad de expresión y de madurez de una sociedad que debe entender que los cómicos no son los enemigos, que la comedia es algo que está en nuestras cabezas y en nuestro carácter, y que no es nada grave.

¿Cree que la permisividad dentro del ámbito del humor puede comenzar a ser un barómetro de la calidad democrática de un país?

-Sí, seguramente todo está conectado. La cultura democrática, la madurez democrática de un país es algo que se pone en entredicho y en evidencia en episodios concretos. La comedia es un flanco, pero hay otros más, como el diálogo político, esta política de trincheras actual, lo de llegar al poder y me cargo lo tuyo porque me da la gana, son indicadores de una falta de madurez y a lo mejor también de un carácter español, que a veces es muy revanchista y poco dialogante.