Vitoria - Sucede aquí y en muchos otros lugares. No todo aquello que compone el patrimonio histórico-artístico de un lugar determinado está accesible en todo momento o cuenta con programas de visitas o... Ocurre, de manera fundamental aunque no sólo, en localidades fuera de las ciudades importantes de cada zona. En muchas ocasiones, para subsanar en parte esa cuestión, se recurre a la instalación en el exterior de los edificios paneles de tamaño considerable donde se vuelca una información más o menos detallada, herramientas que se ven bonitas y lustrosas cuando se ubican pero que con el paso del tiempo terminan no ya desactualizadas, que también, sino ilegibles al sufrir los materiales con que están hechas las consecuencias de las condiciones climatológicas. Esto plantea un problema fundamental. Hay lugares que terminan olvidando su propio valor, su pasado, sus raíces, aquello que configura su presente, lo que es parte de su cultura y por tanto de su ser. Y si no se aprecia o conoce lo cercano es complicado que se quiera o pueda mostrar nada a quien viene de fuera, lo que termina por generar un círculo vicioso nada aconsejable.
Desde su creación, Álava Medieval, que forma parte de la cooperativa Kultur Soleil, viene trabajando en diferentes frentes para dar la vuelta a esta situación, siendo uno de sus proyectos más singulares el bautizado como Patrimonio Abierto/Ondare Irekia, una iniciativa que se sirve de las nuevas tecnologías para hacer protagonista al territorio y abrirlo al mundo, todo ello contando con el apoyo económico de la Fundación Vital, que se implicó el año pasado en la puesta en marcha de la idea y que sigue junto a ella en este 2019.
Uno de los propósitos generales de Álava Medieval es hacer que el patrimonio se pueda conocer y visitar, no siendo esto último algo sencillo en muchas ocasiones, sobre todo en localidades pequeñas. Por eso, sus integrantes estuvieron barajando distintas posibilidades al objeto de revertir la situación. “Visitas guiadas en verano, sistemas de voluntariado? fuimos viendo en otros lugares cómo se resolvían estas cuestiones, pero a la hora de llevarlo a buen termino, era bastante complicado trasladar esas experiencia”, apunta Gorka López de Munain, quien comanda con Isabel Mellén este proyecto específico. Así que, tomando como referencia una apuesta similar realizada en Aguilar de Campoo (Palencia), apareció la posibilidad de servirse de las nuevas tecnologías, más allá de que “siempre habíamos sido un poco reacios a este tipo de cuestiones, porque somos más partidarios de la visita guiada, de que una persona te abra, te enseñe, te indique, te deje hacer fotos?”.
¿En qué se traduce el trabajo que se está realizando? Es sencillo de explicar. Sólo hay que imaginar a una persona que llega a una localidad del territorio y quiere ver su iglesia, por ejemplo. Pero está cerrada y no hay posibilidad de acceder. Álava Medieval sitúa en el exterior, en un sitio localizable pero no invasivo, una pequeña placa en la que hay un código QR. Sólo es necesario leerlo con un dispositivo móvil y a partir de ahí acceder a una ficha muy completa en la que hay una introducción al inmueble, un vídeo explicativo sobre el lugar, imágenes del interior tomadas con una cámara fotográfica de 360 grados, imágenes antiguas del lugar, y una descripción pormenorizada de los detalles y características esenciales también contando con una amplia galería de instantáneas actuales, así como una localización en Google Maps del edificio. Con cada ubicación se hace lo mismo y toda esta información se puede consultar también desde cualquier parte del mundo a través de https://alavamedieval.com/irekia/ sin perder de vista el canal en YouTube de la entidad responsable del proyecto. “Hay diferentes niveles de lectura y de profundización, es cuestión de cada uno elegir”, describe Mellén.
Como por algún lado había que empezar, se escogió el Camino de Santiago como eje vertebrador del arranque de la idea, aunque en un futuro el propósito es contar con una base de datos muy amplia que permita diferentes combinaciones. El año pasado se instalaron las ocho primeras placas en San Martín de Tours de Gazeo, San Saturnino de Tolosa de Zalduondo, San Román de Ezkerekotxa, Ermita de Nuestra Señora de Ayala en Alegría-Dulantzi, Ermita de San Juan de Arrarain en Elburgo, San Andrés de Villafranca, Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz y La Natividad de Nuestra Señora de Arkaia, es decir, en la parte del Camino que entra por Gipuzkoa hasta llegar a Gasteiz. Ahora se acaba de comenzar con la segunda parte, siendo el primer punto sobre el que se ha puesto la mirada la Basílica de San Prudencio y San Andrés de Armentia.
“No tenemos la conciencia ni la percepción de que por Vitoria pasa el Camino. No es como en Pamplona, por poner un ejemplo. Es evidente que allí tienen el Camino francés, que ha sido el principal, pero hay otros itinerarios que están sabiendo aprovechar el tirón, como el Camino de Portugal o el inglés. Son caminos alternativos que te ofrecen una experiencia distinta. Y aquí tenemos uno, que nosotros nos cansamos de decir que es uno de los más bonitos que hay porque el recorrido es espectacular. Pero, por lo que sea, es un Camino que no tiene tanto nombre como otros y eso que tiene mucha raíz histórica”. De hecho, como recuerda Mellén, es anterior al francés. Ella misma apunta que cuando se termine el actual recorrido con las placas, Álava Medieval editará un folleto informativo para repartir en las oficinas de turismo también guipuzcoanas.
Actualización permanente Una de las ventajas fundamentales que ofrece este sistema pasa por el hecho de que el trabajo digital permite una actualización constante de la información escrita y audiovisual que se aporta. De hecho, según vaya creciendo y expandiéndose el proyecto, se va a poder generar una base de datos del patrimonio alavés que va a estar al día de manera permanente. “Nosotros valoramos mucho el formato papel, muchísimo. Pero para ciertas cosas, nos parece que lo digital funciona mejor”, describe López de Munain, quien además señala que las pequeñas placas que están utilizando “son bastante baratas, así que si la lluvia o el sol o lo que sea, las estropea, es sencillo cambiarlas”.
Por supuesto, es Álava Medieval quien se ha encargado del estudio y estructuración de la información de cada lugar seleccionado, pero también de la toma de fotografías de 360 grados y de la realización de los vídeos. Así que la entidad, con sus propias herramientas, se encarga de todo el proceso desde el principio hasta el final, además de contar con la colaboración tanto del Obispado de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz, que es propietaria de seis de las ocho iglesias que forman parte de la primera parte del proyecto, como de las entidades que gestionan los otros dos edificios. “Por lo general, en las localidades en las que estamos trabajando están muy contentos de que vayamos y que difundamos su patrimonio, incluso entre la propia gente de cada lugar. Por ejemplo, recuerdo que en Zalduondo estaban muy agradecidos por la iniciativa porque ellos mismos querían saber de su iglesia”, recuerda Mellén.
Por supuesto, esos primeros ocho edificios están dando ya resultados. “Un buen medidor para nosotros es YouTube. Ahí tenemos los vídeos y vemos mucho que los visionados dependen de los edificios. Hay algunos que gustan más sin que sepamos las razones. Estíbaliz lleva casi mil visionados en muy poco tiempo. Un lugar que nos está sorprendiendo mucho es la Ermita de Nuestra Señora de Ayala en Alegría-Dulantzi por lo que está atrayendo en este sentido”, comenta Mellén, que también resalta la labor que hace Álava Medieval a través de sus distintas redes sociales y el e-mail, que es por donde llegar los comentarios que reciben por el proyecto. Al fin y al cabo, eso es lo que se busca, la mayor difusión posible de aquello que está en la base de la Álava de hoy.