Vitoria - Desde hace muchos años, en un formato o en otro e incluso a pesar de los paréntesis ocasionados por la crisis económica, el centro cultural Montehermoso y la Facultad de Bellas artes de Álava mantienen una relación constante con la idea de apoyar a los jóvenes creadores en proceso de profesionalización para que puedan desarrollar sus proyectos y confrontarlos con el público. De hecho, ese bagaje está compuesto por nombres que, en estos tiempos, han conseguido hacerse un hueco más que interesante dentro del panorama actual del arte contemporáneo.
En esta línea, el espacio de lo alto de la colina y el centro formativo ubicado en el campus vizcaíno de Leioa comunicaron ayer en una nota de prensa el nombre y algunas características de las producciones que se acaban de elegir para ser ayudadas y expuestas en la capital alavesa entre finales de este año y mediados del que viene. Como pasa desde hace un año, todo ello se produce bajo el comisariado de Cristina Arrázola.
Finalizado el plazo de presentación, en esta ocasión se han recibido 44 proyectos, diecinueve más que en la edición anterior, de los cuales el comité de selección -compuesto por la propia Arrázola, Natxo Rodríguez (director de Acción Cultural de la UPV), Edurne González (Facultad de Bellas Artes) y Araceli de la Horra (Montehermoso)- ha propuesto los cuatro que van a recibir el apoyo y se verán en el centro cultural.
Pasará así con Irene Carmona y su Cuerpo inefable, un proyecto de fotografía analógica realizada con cámara estenopeica que centra su interés en los motivos plásticos que la artista encuentra en su entorno más cercano. También se recibirá en el espacio a Javier Ozcoidi con Walking the line, producción que nace del andar por las calles con una continua observación de las líneas que rodean, hasta interactuar con ellas, repasarlas o incluso crearlas. “La performatividad está muy implícita en el trabajo del artista y juega con el lenguaje y su repetición también presente en el andar”, explican desde el centro cultural.
The sky is inside es la propuesta de Susana Viñolo, que versa sobre la relación entre los avances tecnológicos y los paradigmas cambiantes del conocimiento, tomando como caso de estudio las tecnologías astronómicas. A ella se une Marta Valverde con Blanco y Fucsia, en el que trata de desdoblar la realidad, de averiguar cuál es el foco de la tristeza de su generación e investigar sobre los posibles mundos paralelos.