Vitoria - Empezó a pinchar en 1999 en la capital alavesa. “Era un crío y quería trastear”, sonríe. Dos décadas después, el productor y Dj gasteiztarra Kastil está a semana y media de actuar en el templo mundial del techno. No es un decir. El club berlinés Berghain es un lugar de referencia obligada, una meca del género, un espacio mítico que es conocido por cualquier aficionado a la música con un mínimo de interés más allá de las etiquetas. Un lugar en el que, durante cuatro horas, toda la atención estará puesta en Mario Castillo.

“He estado de público varias veces y la verdad es que es el sitio por excelencia, por todo, por ambiente, por sonido, por? Es un lugar donde hay mucha libertad, muy hedonista... y que tiene en la puerta un control muy estricto de acceso. Claro que hay muy buen ambiente en otros espacios pero en Berghain se da uno que nunca había conocido”, describe Kastil, que el próximo viernes 5 de julio saldrá de Vitoria camino a la capital alemana. “En enero, saqué un tema en un vinilo de varios artistas de un sello que trabaja desde Barcelona, que lo llevan Ángel Molina y 30drop. El club suele hacer colaboración con sellos que le interesan y que acuden con varios creadores. Molina y 30drop me comentaron si me apetecía ir y, claro, yo dije que encantado de la vida. Se lo propusieron al club y nos cogieron”.

En la noche del sábado 6 de julio empezará una sesión ininterrumpida que terminará el lunes hacia el mediodía. En el caso de Kastil, se pondrá a los mandos durante cuatro horas del domingo, en concreto entre la una y las cinco de la tarde. “Hay cosas seleccionadas y más que estoy preparando. Tengo un poco hilado lo que quiero hacer pero también es cierto que cuando pincho voy con la cabeza libre. Ahora pincho con CD no con vinilo, pero sea en un formato o en otro, me llevo mi maleta y voy eligiendo según esté la gente”. En este sentido, el gasteiztarra tiene claro que tanto en las sesiones como en los directos que realiza, “es importante fijarte en la pista. Siempre me ha gustado adaptarme. De hecho, ese día voy a ir varias horas antes para estar yo en la pista, disfrutar del que va a estar antes y sentir cómo está el ambiente para subirme y darle continuidad. En un lugar como éste tienes que ir con el discurso un tanto abierto”.

No es un novato y de hecho ha trabajado ya en varias ocasiones en un lugar también muy conocido de la capital alemana como el Tresor -“la primera vez iba muy nervioso, entre otras cosas porque tengo todos los discos del sello desde los años 90”-, pero reconoce que estar en Berghain le da “mucho respeto”. Con todo, “llevo ya unos cuantos años de trabajo y voy con confianza y tranquilidad a las sesiones, también a ésta”. Le sucede lo mismo cuando hace los directos, en los que “al final presentas tu música”, algo que le encantaría poder hacer en el mismo sitio donde pinchará dentro de nada. “Estaría genial, pero bueno, tampoco me va a quitar el sueño”, sonríe quien en 2012 entró de lleno en la producción y editó su primer disco, lo que se tradujo también en dar un paso adelante en cuanto actuaciones dentro y fuera del Estado y otros proyectos. Aún así, no es la música su ocupación profesional principal, lo que le obliga a hacer muchos esfuerzos en un ámbito y en el otro. “Compatibilizar es complicado. Por eso creo que mucha gente, cuando ha salido lo de Berlín, me ha dicho que me lo merezco por todas las horas que meto”.

Desde que empezó hasta hoy, hay un factor fundamental que ha cambiado muchas cosas en la música, independientemente del género. Las nuevas tecnologías han hecho que incluso quien no sabe música se encuentre con programas que salvan esa situación, más allá de que, por supuesto, “terminar un producto que suene bien y que sea creativo, es algo más complicado”. En este sentido, Kastil asegura que “respeto todo mientras el discurso sea bueno y me gusta usar las tecnologías que van saliendo. Lo que no me gusta es ver a un tío que sólo le da a un botón para, encima, hacer algo aburrido”.

Máxime en un género como el techno, que “está en constante evolución. El house, por ejemplo, tiene unas pautas y si te sales mucho de ellas, ya no es house. El techno es más abierto, abstracto y futurista. Es una música que tiene todavía mucha capacidad de expansión”, una forma de hacer que en los 90 encontró una escena más que interesante en Vitoria, aunque ahora no quede casi nada de aquello. “Pero pasa con otros géneros. Ha sido el Azkena y si lo piensas, garitos de rock, aquí quedan cuatro”.

Sea en Gasteiz o en cualquier otra ciudad, Kastil dice encontrarse siempre con públicos muy diferentes. “Dentro de la propia Alemania, y he trabajado en varias ciudades, ves que las sesiones no son como en Berlín”, una variedad que espera encontrarse también en Asia dentro de un tour que se está preparando y que, de momento, tendrá paradas en China -“me han dicho que son una locura de público; deben ser entregados no, lo siguiente”- y Corea del Sur, sin descartar algún sitio más como Japón.