Vitoria - Desde el pasado 17, la programación invierno-primavera de la Red de Teatros se encuentra en pleno paréntesis vacacional. En total, van a ser dos semanas de silencio antes de que el próximo jueves 2 de mayo se adueñe del escenario del Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde) el montaje Mundo obrero, obra escrita y dirigida por Alberto San Juan, que además comparte reparto con Pilar Gómez, Marta Calvó y Luis Bermejo. “Es un viaje al amor con mucho humor”, sonríe este último antes de la nueva visita de Teatro del Barrio a la capital alavesa. Eso sí, quien no tenga ya su entrada en la mano va a tener que volar si quiere encontrar algún hueco libre. Ayer quedaban dos.

Los presentes, a lo largo de una hora y media, compartirán el recorrido que San Juan plantea desde finales del XIX y principios del XX hasta la actualidad para hablar de las clases trabajadoras, de mujeres y hombres que, gracias a la magia del teatro, se encarnan en Gómez y Bermejo, “una pareja que se va reencarnando”, explica el actor, hasta el final de una producción que “especula con un mañana prometedor, amoroso y lleno de mucha ilusión y alegría. En este sentido, el espectáculo es un viaje a la felicidad” en el que el humor juega un papel determinante, igual que la música de Santiago Auserón, quien, por cierto, estará en el Principal el 25 de mayo. “Podríamos decir que es una comedia musical” en la que “las canciones no están para rellenar nada, sino que ayudan a que la acción avance, a narrar, a contar, a situar al espectador en un contexto”.

Esas herramientas sirven para construir “un viaje a través de lo que nuestros antepasados vivieron y lucharon. Algunos pueden pensar que no es así, pero las clases trabajadoras existen. Este voraz capitalismo y neoliberalismo parece que está acabando con la conciencia de las clases trabajadoras. Pero siento que esa conciencia está, sigue. Puede que sea como una célula medio adormecida, a la que se le ha intentado inocular un cáncer. Este espectáculo trata de revivirla. Ahora parece que no han existido las clases trabajadoras, las clases concienciadas, los ciudadanos que han luchado por mejores condiciones salariales para todos, por el bien común, por la justicia social”, una imagen que Mundo obrero quiere dar la vuelta para que el espectador salga del teatro “removido pero también muy esperanzado”.

Bermejo, que reconoce que “cada vez que hago esta obra, siento en el escenario a mis abuelos”, tiene claro que “el buen teatro te hace cambiar, te enseña, te da pistas” y por eso sabe que “Alberto no pretende aleccionar” pero sí proponer “un luminoso esclarecimiento de la persona”. “Alberto es un ser maravilloso, un tipo que, por encima de todo, busca, desde que le conocí en la escuela, elevar al ser humano, explicarlo, explicárselo”.

En este caso, además, San Juan es autor, director y compañero de escenario, una triple faz fácil de llevar, según Bermejo, más allá de que “en los procesos de creación y ensayo siempre aparece alguna confrontación, pero nada grave”, ríe. “Son ya muchos años desde que nos conocemos; sabemos de nuestras debilidades, incapacidades y virtudes. Hasta ahora siempre hemos generado una atmósfera para que se libere el talento y no haya mal rollo. En algunos instantes puede haber momentos de desorientación y caos, en los que te apetece coger la puerta y marcharte. Pero eso suele suceder más por situaciones con uno mismo. En el teatro que hacemos buscamos ser mejores personas y el teatro que proponemos lleva implícito eso”.

Un mundo escénico que, aunque algunos no lo consideren así, es también un trabajo, un mercado, un campo de reivindicación y lucha obrera. “Los sueldos, la temporalidad... Yo no me puedo quejar pero ¿cuántos de mis compañeros están, de pronto, un año trabajando sólo diez días y en condiciones laborales muy precarias?”. No es algo nuevo, claro. Lo curioso es que “esta temporalidad que siempre ha acompañado a este oficio de la interpretación se ha hecho común al resto de los trabajos. La tendencia de este neoliberalismo ha sido equiparar las condiciones laborales de otros oficios al nuestro, que no es ningún ejemplo en este sentido. Pero hay que ser positivo. Todo no es pozo negro. Fantasmas los hay, pero vamos a combatirlos. Para eso está el arte”.