Vitoria - Hace casi un año, los dos subieron al escenario para recoger el Goya a los mejores efectos especiales por Handia. Este mismo sábado, David Heras y Jon Serrano pueden repetir el logro, en esta ocasión gracias a la labor que desarrollaron en Errementari, el primer largometraje del director gasteiztarra Paul Urkijo. Sevilla les espera, ya que, por primera vez, la capital hispalense será sede de una gala en la que la única película alavesa con posibilidades de conseguir premio se verá las caras con El reino (Óscar Abades y Helmuth Barnert), La sombra de la ley (Lluís Rivera y Félix Bergés), y Superlópez (Lluís Rivera y Laura Pedro).

“Estamos felices y nerviosos otra vez, igual que con Handia. Ahora ya no está en nuestras manos, pero?” sonríe Serrano, que comparte trabajo con su compañero Mariano García en la firma donostiarra Drama FX. “Aunque tuviese 14 Goya, los nervios seguirían estando ahí” dice por su parte Heras (VFX Supervisor en Elamedia Estudios), quien reconoce que “cada vez que viene una peli nueva me emociono como un niño, así que imagina con las nominaciones y los premios”.

Con todo, saben que no va a ser sencillo repetir lo conseguido hace doce meses. “Yo estoy muy nervioso, aunque creo que va a ganar Superlópez” según Heras, un pronóstico que comparte Serrano, que también apunta a La sombra de la ley: “Va a ser duro, aunque nunca se sabe. La esperanza siempre está”. Aún así, los dos -que hablaron por teléfono nada más conocerse la nominación para felicitarse- no descartan la sorpresa, más allá de que “es la mejor excusa para vernos y volver a estar un rato juntos”.

Allí se encontrarán también, salvo cambio de planes, con Urkijo, para el que ambos no tienen más que buenas palabras, igual que para su película. Por ello, como apunta Heras, no entienden cómo el filme no cuenta con más posibilidades de premio. “Sinceramente creo que Errementari se merecía más de una nominación, sobre todo la de dirección novel porque los huevos que le ha echado Paul al hacer una película tan complicada, tan difícil y tan grande, es algo que los académicos tenían que haber valorado”. También el trabajo de maquillaje o dirección de arte hubieran merecido mejor suerte, según el criterio de ambos, aunque al final no ha podido ser y todas las esperanzas de la producción están depositadas en ellos.

Un rodaje presente Aunque ambos están enfrascados en otros proyectos y ha pasado poco más de un año de la grabación del filme, los dos recuerdan bien su aportación. “Estás hablando de una película que tiene casi 600 planos de efectos”, recuerda Heras, un relato al que cada uno aportó en funciones diferentes y, por lo tanto, enfrentándose a dificultades distintas. “Para nosotros -rememora Serrano- lo más complicado fue rodar en pleno invierno porque hacía un frío terrible. Trabajar así en exteriores es complicado. Por ejemplo, al principio de la película se ve un exterior cubierto por la niebla. Era un paraje muy extenso, amplio, y tuvimos que meter unas máquinas de humo enormes con ventiladores a motor que tienen dos metros de diámetro. Y la herrería también tuvo lo suyo. Hacía mucho frío. De hecho, el que peor lo pasaba por eso era Eneko Sagardoy. Estaba congelado. Menos mal que es joven”.

“La verdad es que el proyecto fue muy gratificante. Primero por la película en sí, porque era un reto desde el arranque; y luego por el nivel de preparación y de exigencia que tenía Paul”, apunta Heras, al tiempo que señala que la creación del infierno que aparece al final de la historia “fue lo más laborioso”. Como él describe, y Serrano comparte, el hecho de poder trabajar en una producción de género fantástico, que no es tan común en la escena estatal, ha supuesto un aliciente extra. “Lo que se sale con respecto al cine que se hace en este país es algo que me llama. De hecho, son películas que intento apoyar porque al final, si no, sólo hacemos un tipo de cine”.

En el caso de Errementari, eso sí, era trabajar con un director ante su primer largometraje, con todo lo que ello implica. “Es muy fácil trabajar con Paul porque siempre está a favor. Se nota que es joven, que está todo el rato metido en la película, pero tampoco te pide imposibles porque entiende que hay cosas que no se pueden hacer”, dice Serrano, a lo que Heras añade que “es una persona muy meticulosa, es muy preciso sobre lo que quiere transmitir en pantalla. Es verdad que es una persona que se deja mucho aconsejar, pero el nivel de exigencia que tiene es de los más altos de los que me he encontrado en mi carrera y llevo ya unas 70 películas”.