Vitoria - Antes de que Gatibu suba al escenario de Jimmy Jazz, la sala de la calle Coronación abrirá sus puertas este sábado a Gritando en Silencio en uno de los primeros conciertos de su nueva gira.

Para grabar el disco se vinieron a Usurbil para ponerse en manos de Haritz Harreguy. ¿Ha salido como querían?

-Sí, sí. Sabíamos a lo que íbamos. Buscábamos un sonido determinado, un giro en este álbum hacia un rock más internacional, con algo más de stoner, con distorsión en el bajo en todos los temas, que la base sonase más agresiva... A Haritz le pedíamos y él nos daba. Y en ese sentido hemos acabado muy contentos.

¿Estuvieron en primavera, verdad? ¿Un poco diferente el tiempo al de Sevilla?

-Por mayo estuvimos allí. No pillamos demasiado frío, pero sí la llovizna que decís xirimiri (risas). Pero hubo días que salió el sol y ya nos comentó Haritz que aquello no era muy normal.

Después de 15 años en esto, ¿qué expectativas tienen con este cuarto disco?

-Esperamos seguir creciendo. Cada disco que hemos sacado, cada gira que hemos hecho ha ido mejor que la anterior, paso a paso. Lo que queremos es seguir creciendo y reventar la escena todo lo que podamos. A nosotros, que somos rockeros, lo que nos va es demostrarlo en directo y quemar escenarios.

Pero después de tres lustros, ¿quedan cosas por demostrar?

-Siempre se puede crecer. Nosotros, además, somos bastante exigentes con lo que vamos haciendo. Por ejemplo, para la gira de este disco hemos contratado un técnico residente, que es algo que nunca habíamos hecho. Queremos que el que nos lleva escuchando un tiempo, se acerque al directo y se quede con la boa abierta diciendo: ¿estos que han comido? También estamos haciendo otras cosas para limpiar el sonido de los conciertos, además de darle una vuelta al show.

En noviembre han estado haciendo una serie de conciertos acústicos pero es ahora cuando empieza la gira por salas.

-Tenemos muchas ganas. Lo de los acústicos han sido presentaciones con cinco temas cada cita. Sí te diré que es un formato que nos ha gustado más de lo que creíamos. Este disco tiene unos aires de southern rock, de rock sureño, que en los acústicos funciona muy bien. Pero lo bueno, la gira incendiaria, arranca ahora. Lo estamos deseando. Ahora empieza la carretera.

¿Llegan conciertos en los que ven gente joven o el rock, como sostienen algunos, se ha quedado ya para los ‘viejunos’? ¿hay alguna mínima esperanza de que no sea todo trap el día de mañana?

-En los conciertos está la cosa muy mezclada. Lo mismo ves viejos rockeros que quinceañeros. Hay un poco de todo. Pero sí ves gente joven y eso reconforta porque, como dices, no sé dónde vamos. No sé si el reggaeton es música o no, pero está claro que es un fenómeno social que ha influido también en la vestimenta y en los comportamientos de la gente, aunque a veces no transmita lo más positivo. Igual lo mismo podrían haber dicho del punk (risas). Pero sí es verdad que esto pasará, aunque los rockeros nunca pasan de moda. El que es rockero se muere rockero. No sé si al que le mola el trap, morirá escuchando trap. El corazón de un rockero es para toda la vida, eso sí que es verdad.