bilbao - Su filme de amor entre dos jóvenes gitanas consiguió tocar el corazón en el Festival de Cine de Cannes. Carmen y Lola, la ópera prima de Arantxa Echevarría (Bilbao, 1968), ha conmovido también al jurado de los Premios de Cine Europeo, que la ha nominado junto a otra película vasca, Handia, de Jon Garaño y Aitor Arregi.
Después de Cannes, la cinta ha viajado también por otros festivales, desde Colombia a Serbia, donde obtuvo una mención de honor. Ahora serán los espectadores los que tengan la oportunidad de juzgarla. “Por supuesto que me enorgullecen los premios y reconocimientos. Pero, en realidad, un cineasta no hace una película para presentarla a festivales, sino para que la disfrute el público”, confiesa Arantxa Echevarría, que ha decidido debutar en el largometraje con una valiente y hermosa historia del primer amor.
Carmen y Lola llega hoy a varias ciudades del Estado, entre ellas Gasteiz, Bilbao y Donostia. “Incluso con el éxito de Cannes y de varios festivales internacionales, cuesta mucho estrenarla en la gran pantalla. Crees que tienes una historia bonita, que puede llegar al corazón de los espectadores, pero luego debes competir con las grandes producciones estadounidenses, con grandes tiburones como Megalodón. Por lo menos, se va a poder ver en 17 ciudades y en mi casa. Espero que el boca a oreja surja efecto y se pueda proyectar en más ciudades”, confía esta bilbaína.
tema tabú La directora tenía claro que quería hacer una película sobre el primer amor. Lo del mundo gitano vino luego, cuando leyó una noticia en un periódico, en el año 2009, sobre una boda clandestina entre dos mujeres gitanas. Salía una foto de ellas de espaldas y con nombres anónimos, ningún familiar asistió a la ceremonia. Arantxa Echevarría quiso saber más. “Yo tenía ganas de hablar de ese amor que piensas que es para siempre, que no olvidas. Y me planteé investigar sobre cómo sería en una cultura donde la homosexualidad es un tabú y ser mujer, nada sencillo. Me propuse adentrarme en la situación que tienen que atravesar muchas personas como las protagonistas de mi película”.
Esta directora, nutrida en el documental y el cortometraje, comenzó a hablar con chicas que hubieran vivido una situación similar. Echevarría se topó con los miedos de esas mujeres a desvelar su identidad y las consecuencias que su orientación sexual pudiera tener en su comunidad. Finalmente, logró contactar con una a través de un chat de Internet y esta le puso en contacto con otras. “Conseguí crear un círculo de amistad con unas 16 chicas. Ellas fueron la piedra de toque del guion; les consultaba cada vez que escribía algo”, explica.
Pese a ello, ha recibido algunas críticas entre la comunidad gitana. “Pensaban: ¿qué va a saber una paya vasca sobre nuestra cultura? Pero fue antes de verla, luego a la mayoría les ha gustado”. Aunque el pasado junio tuvo un desencuentro con la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad en la Muestra de Cine y Mujeres de Iruñea. “Sin haber visto el filme, solo el tráiler, la asociación me acusó de querer perpetuar con él los estereotipos racistas, machistas y opresores sobre la comunidad gitana. Yo soy feminista y ellas también, y lo que peor nos viene a las mujeres es discutir entre nosotras”, señala la realizadora bilbaína.
Los protagonistas de Carmen y Lola son Zaira Morales, Rosy Rodríguez y Borja Moreno, entre otros sin formación ni experiencia artística, seleccionados tras un exhaustivo casting. “Queríamos que todos fueran gitanos y no encontrábamos actores. Íbamos a los mercados, repartíamos panfletos, íbamos a discotecas, a roneos, donde se juntan a ligar... Estas dos chicas fueron un gran regalo, en su mundo la homosexualidad es tabú y tenían que interpretar a dos adolescentes lesbianas... Sin ellas, no hubiera podido rodar esta película”.