El control del panorámico y lujoso restaurante ubicado en la parisina Torre Eiffel, el monumento más visitado del mundo, ha provocado una mediática guerra de chefs que ha acabado en los tribunales franceses.
La concesión del Jules Verne, situado dentro de la torre a 125 metros de altura y desde el que se contempla una impresionante panorámica de París, es el principal motivo de la contienda que enfrenta a Alain Ducasse, quien se presentó al concurso junto a la empresa restauradora Elior, con Frédéric Anton y Thierry Marx, representados por Sodexo.
La decisión de la sociedad de explotación de la Torre Eiffel (SETE) de retirarle la gestión a Ducasse después de diez años y dársela a la firma de sus competidores fue lo que desató las hostilidades.
El abogado del prestigioso cocinero llevó el caso a los tribunales alegando un conflicto de intereses en el proceso de selección.
“La SETE ha gestionado la convocatoria de concesión respetando escrupulosamente las reglas. Tiene entera confianza en que esta acción judicial le sea favorable”, señalan fuentes del organismo gestor del monumento, que cuenta para su decisión con el visto bueno de su principal accionista, el Ayuntamiento de París.
Pero el letrado de Ducasse, Frédéric Thiriez, tiene una opinión diferente. Para el abogado, existe un “problema de imparcialidad” que afecta a Nova Consulting, la compañía que se encargó de preparar las condiciones de la candidaturas que, a su vez, asesoró a Sodexo hasta junio de 2016.
La SETE replica que esta sociedad ha trabajado en el pasado tanto con la empresa Sodexo como con Elior, dos gigantes de la restauración que compiten entre sí.
Un tribunal administrativo estudiará el caso la próxima semana y decidirá si fue o no fraudulento el proceso de selección.
El caballo de batalla entre los chefs no es banal. El Jules Verne es uno de los restaurantes más exclusivos de París y figura como la joya de la corona que ahora llora Ducasse.
El cocinero, considerado el más prestigioso en Francia tras la muerte de Paul Bocuse el pasado enero, dirigió los fogones de este establecimiento durante una década.
Visitas de oro
La cocina moderna y creativa del local y sus espléndidas vistas sedujeron a un buen puñado de estrellas internacionales como Rihanna, Jennifer Aniston, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger.
También cayeron en los encantos de su alta cocina jefes de Estado. Los últimos, en julio de 2017, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte, junto a su homólogo estadounidense, Donald Trump, y su mujer, Melania.
El Jules Verne, cuyos precios oscilan entre los 105 y 230 euros (de 122 a 268 dólares), es además una mina de oro.
En 2016 generó unos ingresos de 17 millones de euros (19,8 millones de dólares), según las estimaciones de la prensa local.
Si la Justicia no lo evita, Ducasse tendrá que pasar el testigo a Frédéric Anton, chef del restaurante tres estrellas Michelín Pré Catelan, ubicado en el Bois de Boulogne, uno de los pulmones verdes de París.
Esta concesión que ha levantado tanta polvareda, que será por diez años y efectiva a partir del 1 de octubre de 2018, incluye otros servicios gastronómicos situados dentro de la torre, menos lujosos pero muy demandados por el público.
El café restaurante (Le 58 Tour Eiffel) y los buffets pasarán a manos de Thierry Marx, el responsable de restauración del lujoso Hotel Mandarín Oriental de París.
La candidatura de Anton y de Marx se comprometió además a una notable inversión -de 25 millones de euros (29,2 millones de dólares) durante la década de concesión-, uno de los puntos que más pesaron para que la SETE se inclinase por ellos en detrimento de Ducasse.
El objetivo es que el número de clientes en los servicios de restauración del considerado monumento más visitado del mundo (7 millones anuales) aumente de los actuales 1,3 millones hasta los 1,9 millones.
Se crearon los primeros restaurantes en la Torre Eiffel para la Exposición Universal de 1889. Entonces, cada restaurante tenía una capacidad máxima de 500 personas. Las cocinas se encontraban bajo la plataforma hasta 1900 y los restaurantes se alumbraban con luces a gas. El Jules Verne se encuentra en la segunda planta, pero además hay otros restaurantes repartidos por las plantas del edificio de París.