Vitoria - Hace una década, el Instituto Foral de la Juventud y Helldorado fueron los primeros en abrir camino en el Estado. Sumando fuerzas, decidieron poner en marcha una iniciativa pionera por estos lares, un campamento de rock a principios de julio destinado a jóvenes de entre 15 y 17 años con ganas de disfrutar y compartir con la música como vehículo. La apuesta se ha ido consolidando un año tras otro, afinando la oferta y conformando una idea que, como dice la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Igone Martínez de Luna, se ha convertido en uno de los “programas estrella” de la campaña de colonias que cada verano organiza la institución.
Desde el pasado día 2, un total de 60 jóvenes (36 chicas y 24 chicos) procedentes tanto de Álava como de Gipuzkoa pero también de otros territorios como Extremadura y Galicia están inmersos en un amplio programa de actividades que, por supuesto, tiene también sus ventanas a otras ocupaciones más allá de la música. Con el albergue de la Catedral Santa María como lugar de residencia y Helldorado como punto de referencia para varias de las citas del programa, como el concierto que ayer por la tarde dieron las diferentes bandas que se han conformado en estas jornadas, Gazte Rock ha realizado el camino de esta décima edición enseñando a tocar, cantar, componer, grabar, rodar vídeos, hacer fotografías y otros materiales promocionales... y, sobre todo, a compartir. “Este año estamos teniendo un grupo muy potente, muy implicado en todo lo que le hemos propuesto”, apunta Egoitz Conde, uno de los responsables de la iniciativa, en la que también están colaborando varios músicos de aquí como Txus López de Mendiguren (Arenna, Dr. Sax) y Asier Fernández (The Soulbreaker Company), entre otros muchos.
“Cuando empezamos hace diez años no sabíamos muy bien cómo iban a ir las cosas, pero en este tiempo hemos conseguido construir y aprender”, describe Conde, quien recuerda que, además, en el seno del campamento se han sentado las bases para el nacimiento de algunos grupos que están en funcionamiento hoy. “Nuestra intención es, por supuesto, darle continuidad en el futuro”, apostilla Martínez de Luna, por lo que no habrá que perder de vista la próxima cita de 2019.
Eso sí, antes de dejarse llevar por el futuro, toca despedir esta edición de aniversario, de la constatación de que a partir del lenguaje común de la música -para acudir no hace falta tener conocimientos o formación especial- se pueden construir muchas cosas reuniendo a personas diferentes entre sí.
A lo largo de estos días, por supuesto, ha habido espacio para el relajo (visita alas playas donostiarras incluida) y para conocer de primera mano Gasteiz con recorridos por la muralla o el Museo de Naipes (Bibat), por poner un par de ejemplos. También para visitar la nueva tienda de vinilos del Casco Viejo o asistir a un buen puñado de los conciertos que hasta ayer se produjeron en el marco de la duodécima edición del festival Jazzaharrean, lo que les ha dado también la posibilidad de no centrarse sólo en los sonidos del rock.
Como en todas las ediciones anteriores, el plato fuerte para los participantes fue el concierto que ayer por la tarde ofrecieron los distintos grupos conformados a lo largo de estas jornadas en un Helldorado más que acostumbrado a la mejor música en directo.