Ilusión, ganas y nerviosismo. Son los sentimientos que compartieron ayer decenas de gasteiztarras. Durante su espera, en una cola que llegó, incluso, a dar la vuelta al Palacio de Congresos Europa, la inquietud se respiraba en el aire. Y con razón. Deseaban participar, como figurantes, en el rodaje de la película basada en El Silencio de la Ciudad Blanca (Editorial Planeta), novela escrita por Eva García Sáenz de Urturi. El casting, que no precisaba experiencia previa, permitirá a los mil seleccionados compartir escena con los protagonistas. Mujeres, hombres, niños... La oportunidad de formar parte del elenco de extras estaba al alcance de personas de toda índole y edad.

El filme de misterio, a cargo del donostiarra Daniel Calparsoro, contará con la presencia de intérpretes de renombre como Belén Rueda, Javier Rey, Aura Garrido, Jordi Mollá y Manolo Solo. Así pues, su rodaje, que arrancará el 1 de agosto y se alargará hasta finales de septiembre, será una ocasión especial para todos aquellos alaveses que tengan la intención de conocerles. Por ello, muchos de los que aguardaron su turno en la fila para el casting lo consideraron una aventura.

Ese es el caso de Antonio Arroyo, un jubilado que se presentó en horario de mediodía. “Para mí es una experiencia más en mi vida”, comentó, acompañado por Anabel Ortega, también jubilada. “Buscamos disfrutar de este momento”, mencionó ella. A diferencia de Arroyo, y de varios de los asistentes, aseguró haberse leído los dos primeros libros de la trilogía. Ninguno de los dos había experimentado antes la emoción de participar en un casting para una película, por lo que se mostraron muy entusiasmados.

A sólo unos pocos metros de la entrada del recinto del Palacio de Congresos se encontraba Aroa Martinitz, estudiante de secundaria. Tímidamente, confesó no haberse leído ningún libro de la trilogía, pero ese hecho no eclipsó sus ansias de postularse como extra. “Es mi primera vez en un casting, pero me parece muy guay”, consideró la joven sin dejar de contemplar la entrada al edificio Europa. Tras ella, Otros alumnos de mayor edad, entre quienes estaban Blanca Guzmán, Mikel García Palomares, Eduardo Carmona e Imanol Tellechea, reían y charlaban animadamente.

Al igual que Martinitz, Guzmán manifestó su alegría por tener la oportunidad de intervenir en el rodaje del thriller vitoriano, aunque tuvo muy claras las pocas posibilidades de ser seleccionada. “Muchas veces te cogen en lo que menos esperas, o no. Depende del perfil que busquen”, contestó la chica. Varios miembros de su grupo afirmaron haber probado suerte en otros castings cinematográficos, como en Vitoria, 3 de marzo o en El doble más quince, a los cuales asistió Tellechea.

Para los vitorianos que se hallan en situación de desempleo, como Jennifer Martín, también puede ser una oportunidad interesante. Esa es la opinión que tuvo Fernando Berganzo, quien ya lo había intentado antes en otra convocatoria diferente. “Me gustó y quiero probar otra vez”, dijo de forma tranquila, “si me seleccionaran me tomaría una cerveza para celebrarlo”. Nacho Ruiz, también en búsqueda activa de empleo, atribuyó a su hija su participación en el casting. “Me siento extraño entre tanta gente, pero a mi hija, que es muy vitoriana, le haría mucha ilusión verme en la película”.

Pero la cosa no iba solamente de vivir nuevas aventuras y experiencias. Jon Urrutia, un joven que aspira a estudiar en un futuro Realización Audiovisual, consideró su involucración en la película como una forma de sentir en sus propias carnes aquello en lo que desea formarse. “He participado en otras ocasiones, como en el casting para Gernika y otros proyectos más pequeños, pero aún no he sido seleccionado”, dijo sonriente, sin perder la esperanza.

En cuanto al proceso, Enrique Duarte, responsable de Adecco (compañía de recursos humanos) y director del sector audiovisual, reveló algunos detalles, cuanto menos, interesantes. Los aspirantes debían rellenar un documento con sus datos personales y responder a algunas preguntas poco comunes, como si les gustaría estar desnudos ante la cámara. Después, tuvieron que posar ante un muy improvisado fotocall para una foto que, junto a la ficha ya rellenada, servirá al equipo encargado de hacer la selección. Entre otros aspectos del contrato laboral, según Joan Castillo, otro de los participantes, se encuentra el pago de 45,50 euros por día trabajado, la comida (de la mano del personal de producción) y el número de horas de cada jornada diaria de rodaje (ocho).

La convocatoria de extras en Vitoria, con motivo de la película sobre el El Silencio de la Ciudad Blanca, tuvo lugar de 11.00 a 14.00 horas y de 16.30 a 19.30 horas. Fuera cual fuese la hora, la avenida Gasteiz contó con cientos de personas movidas por la ilusión. Colaborar en una película basada en la capital alavesa fue uno de los impulsos de muchos de los asistentes. Quedó claro que ni la edad, ni el color, ni cualquier otra característica impidió a la gente de Vitoria querer ser de película.