MADRID. El motivo: está convencido de que esos dos minutos de cine cambiaron por completo la forma de hacer cine, y su modo de probarlo ha sido analizar fotograma a fotograma encuadres, iluminación, sonido, guion, interpretación y hasta los engaños ópticos de los que se valió el maestro británico del suspense.
Titulada "78/52. La escena que cambió el cine", no solo analiza pormenorizadamente cada fotograma, sino que contextualiza el momento en el que Hitchcock la rodó, incluso con explicaciones del propio realizador, así como la forma en que esas 78 configuraciones y 52 cortes marcaron la historia del cine.
Se trata de una mirada sin precedentes, donde muchos de los testimonios, actuales y de entonces, de cineastas, directores, actores, productores, maquilladores, montadores, dobles, sonidistas y el mismísimo autor de la no menos mítica música que subraya el apuñalamiento, Bernard Herrmann, comienzan con un "era la primera vez que....".
La primera vez que una diva del "starlight" como era Janet Leight aparecía desnuda (aunque el cuerpo que se ve no es el suyo, sino el de Marli Renfro una "conejito de Playboy" que también habla, a sus ochenta años, de la increíble experiencia); la primera vez que se veía un inodoro o un ombligo en el cine, y la primera vez que se deja en un montaje un fotograma desenfocado.
Pero sobre todo, era la primera vez que un director mataba a la protagonista a los 40 minutos de empezar.
La película, estrenada el 8 de septiembre de 1960, fue una revolución; Hitchcock, que acababa de promocionar "Con la muerte en los talones", cuenta en el documental que "Psicosis" fue una broma con la que quería hacer reír a los amantes del género; sus exégetas pronto desmontan la teoría.
Allí, en esos dos minutos, encuentran increíbles giros de cámara, insólitos para la época, un montaje desconcertante con saltos que abarcan los 360 grados y los encuadres justos (ni un centímetro más de lo que la censura permitía enseñar), como revela Walter Murch, montador de cintas míticas como "Apocalypse Now".
Hasta el márketing previo -no se permitía entrar con la película empezada y el propio director pedía a los espectadores que no desvelaran el final- fue pionero.
Una semana entera de las cuatro programadas para grabar toda la película se dedicó sólo a rodar esa escena.
En "78/52" colaboran un puñado de académicos e historiadores del cine, así como destacados cineastas, de Peter Bogdanovich a Guillermo Del Toro, así como la hija de Janet Leigh, Jamie Lee Curtis, que coinciden en que si uno quiere entender cómo era Estados Unidos respecto al sexo, las madres y la política a principios de la década de 1960, la escena de "Psicosis" es el punto de partida.
O. Philippe es uno de los innumerables cinéfilos que han dedicado años a interpretar y profundizar en Hitchcock, sus métodos de trabajo, obsesiones y miedos, siempre recurrentes, según se explica en el documental del suizo, que existen -y las cuenta, casi del mismo modo- desde sus primeras películas de cine mudo, sirva de ejemplo el voyeurismo.
Esta escena sigue aún hoy inspirando a algunos de los mejores cineastas de nuestro tiempo, como se puede ver en la conversación de sofá que mantienen Elijah Wood, Daniel Noah y Josh Waller, creadores de la productora de cine de terror SpectreVision, que prácticamente se saben la cinta de memoria.
La película es también un modo de explicar a los espectadores de hoy qué sintieron los afortunados que asistieron al estreno de aquella insólita película.
Antes de "Psicosis", el horror era algo tangible (un monstruo, una casa embrujada, una fuerza de otro mundo); después el monstruo era "nosotros", la muerte podría llegar a cualquier parte, hasta a tu baño, con la sangre derramándose en el agua y desapareciendo por el desagüe.Por eso, explica Hitchcock, la hizo en blanco y negro.
Hoy, todo el mundo bromea acompañando el gesto de apuñalar a alguien con aquellas tres notas agudas creadas por Bernard Herrmann, que, hasta sin oírlas, resuenan en los oídos de cualquiera. Es el mito de "Psicosis".