barcelona - La exposición Antoni Tàpies. Biografía política reúne, por primera vez en su Fundación en Barcelona, conjuntos y series de obras de entre 1946 y 1977 que ponen de manifiesto su compromiso con las luchas antifranquistas y su militancia política a través de la práctica del arte.

Sin embargo, el director de la fundación y comisario de la exposición, Carles Guerra, remarcó ayer en rueda de prensa que se trata de una obra que “pide defender la autonomía del arte moderno por encima de todo”.

Con esta exposición, que reúne más de un centenar de piezas, entre pinturas, dibujos, litografías o instalaciones, se pretende que el público “entre y aterrice en esta gran obra”, sin obviar que el “clímax” es haber reunido y mostrar de nuevo, 54 años más tarde, las tres grandes obras que presentó en la Documenta 3 de Kassel (Alemania), en 1964.

Guerra defendió que la restitución de este conjunto, con una obra como Ocre, que se ha tenido que restaurar para la ocasión, permite “revivir la potencia estética de Tàpies, que ha sido diseminado como efecto de su éxito”.

La exposición, que también incluye vídeos como una entrevista en profundidad que le hizo Montserrat Roig, quiere recuperar episodios de la biografía de Tàpies, “un artista moderno que debía vivir bajo el fascismo de la dictadura franquista”.

El recorrido, en el que no se obvian ni la importancia de la cruz en sus lienzos, ni la abstracción matérica o la presencia del toro en los años cincuenta, parte de la publicación en 1977 de Memòria personal. Fragment per a una autobiografía, donde, según Guerra, “tuvo la necesidad de comunicar su militancia de una manera más explícita”.

El primer dilema que tuvo el pintor, a su juicio, fue “cómo era posible ser moderno en unas condiciones políticas que prohibían la propia actividad política”. “Sobre eso debe negociar la estética de Tàpies, sobrevivir a esa situación”, apostilló Guerra, quien considera que la abstracción “equivale a posicionamiento y militancia política”. - Efe