Cualquier escritor debe ser, antes de nada, lector. En las palabras de los otros, de los anteriores y de los contemporáneos, se aprende, se disfruta, se descubre. La voz propia se construye también gracias a los demás. En esa relación de ida y vuelta encuentra su fundamento el libro Cómo crecen los lirios en el agua, donde se reúnen las creaciones poéticas de más de 40 autores, tanto profesionales como participantes en el Taller de Escritura Creativa de la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Asafes).
Desde hace un lustro y una vez por semana, las puertas de la sede de la entidad vitoriana -ubicada en la calle Amadís- se abren a la literatura. Bajo la coordinación de Ángela Mallén, una docena de personas (con el paso de los años se ha ido incorporando a unos integrantes mientras se despedía a otros) se sirve de la palabra escrita para expresar emociones, pensamientos, ironías, sentimientos, miedos... Así se hace tomando como referencia a autores de diferentes procedencias, géneros y épocas, cuyos textos se leen, analizan y usan para producir los propios. “Nos atrevemos con todo”, sonríe la autora de títulos como Bolas de papel de plata y Cielo lento.
Dentro de esta actividad (que también incluye la realización de recitales como los cinco ya llevados a cabo en Poetas en Mayo o el inicio de la escritura de una novela colectiva), Mallén llevó hace un tiempo a uno de estos encuentros un poema de un autor con el que tiene relación. Le mecánica seguida fue la misma que en otros casos, sólo que la escritora decidió dar un paso que hasta ese momento no se había planteado. “Cuando se encuentran un poema que viene de la literatura académica y un lector con enfermedad mental ocurre algo fantástico. En aquel instante, viendo la calidad de los textos que habían producido los participantes en el taller, se me ocurrió mandárselos al escritor y el feedback fue impresionante”. Justo ahí, Cómo crecen los lirios en el agua empezó a tomar forma.
Eso sí, han sido necesarios dos años de trabajo en diferentes aspectos para hacer realidad un resultado final que ha editado Asafes con sus propios recursos económicos y que se puede adquirir en Jakintza, Zuloa y Astrolibros. El lector se encontrará con 17 partes correspondientes a los autores profesionales invitados a tomar parte en el proyecto. De ellos se reproduce el poema escogido por Mallén, los textos creados por los 24 miembros del taller que toman parte en la iniciativa, y la respuesta o reacción del creador.
El Contenido De esta forma, quien se asome a la publicación se encontrará, por un lado, con las aportaciones de firmas conocidas como las de Fernando Parrilla Zapata, Itziar Mínguez Arnáiz, Dionisia García, Ángela Serna, Elisa Rueda, Kepa Murua, Carmen Vicente, Juan L. de la Cruz, Karmele López de Uralde, Julia Otxoa, Gracia Iglesias, Begoña Abad, Antonio Varo Baena, Balbina Prior, Catalina Garcés, Marcelo Díaz y Erich Hackl; por otro, se dejará llevar por las palabras de Fernando Pérez Salazar, Ana Olga Álvarez Palomino, Mari Paz Vélez de Mendizábal Fernández de Landa, Ricardo Ferrero Martín, Carmen Blanca Arnal Lobera, Asunción Montial, Iratxe Ochoa de Zuazola (que también se encarga de las ilustraciones), David Barrera Medrano, Yolanda Gómez de Castro, Javier Barrio Zubeldía, Aitor Orio Salas, Yoanna Mojón Calzado, Gonzalo Nieto Rey, Lorena Ramos Sánchez, Inmaculada Jiménez Echebarría, Yolanda Pérez Sáez, Francisco Javier Peciña de Anitua, Belinda García Rocha, Jon Pérez de Arribe, María Luisa Aranzábal Tobalina, Ana Belén Jiménez, David Gozon Gatón Unrejola e Iratxe Ubani Lamarain, sin olvidar a la psicóloga austríaca Marlene Weiterschan, que participó como invitada en una de las sesiones del taller.
En este sentido, el libro también recoge parte del proceso de documentación llevado a cabo por Mallén para sustentar el proyecto (que está bautizado como Vectores), un trabajo en el que se han conocido otras experiencias en ciudades como Viena y en el que se ha dado un acercamiento a la bibliografía existente sobre el llamado arte bruto. Además, en la publicación, diseñada por Victoria O’May Alves, se incluyen referencias fotográficas, documentales y biográficas, a lo que se suman las aportaciones del lehendakari, Iñigo Urkullu, el consejero de Sanidad, Jon Darpón, el diputado general de Álava, Ramiro González, y el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran.
La apuesta Presentado en un acto público que tuvo lugar en el Palacio Villa Suso el pasado otoño, el libro sigue ahora su camino. Sus co-autores, quienes conforman el Taller de Escritura de Asafes, hablan de “orgullo”, “alegría” y “esperanza” cuando se les cuestiona sobre qué sienten al ver su obra publicada. Eso sin ahorrar ni una sola palabra de agradecimiento hacia Mallén: “hace de todo, de madre, de profesora, de amiga, de psicóloga”.
Detrás quedan dos años de labor en los que “desde el segundo uno”, como recuerda la escritora, la asociación alavesa ha estado sustentando todo el camino. “La gente tiene una idea muy equivocada, un gran desconocimiento, sobre la enfermedad mental; este libro es muy interesante para nosotros porque da a conocer que aquí hay grandes artistas”, apunta Mari Carmen Arroyo, presidenta de Asafes, al tiempo que Vanesa Vadillo, responsable de talleres de la entidad, recuerda que “las personas con enfermedad mental tienen mucho potencial y mucho que ofrecernos”.
De hecho, ambas señalan también a la publicación como una vía más para romper estereotipos, al margen de que, como explica Vadillo, de puertas hacia adentro lo que se busca con este y otros talleres es “ocupar” a quienes acuden a Asafes en el marco de sus procesos de recuperación y favorecer la relación con otros ya que “en muchos casos, la enfermedad mental lo que hace es aislar, bien por la sintomatología, bien por el estigma”.
Tanto Vadillo como Arroyo se sienten, además, especialmente sorprendidas por el aspecto final que ha tomado la publicación, tanto en su exterior como en su interior, a pesar de las limitaciones del presupuesto. “El vestido del libro le ayuda mucho” apunta Mallén, mientras sostiene un ejemplar entre sus manos. Buena parte de la culpa de ese resultado formal es de O’May, quien describe que el proyecto “ha sido todo un reto”. “Lo que más me interesaba era que el libro fuera, ante y sobre todo, respetuoso con el trabajo de los integrantes del taller”, un objetivo en el que se han invertido muchas horas, esfuerzos y alguna que otra apelación a la “paciencia infinita” de terceros.