lolita, como el seductor personaje creado por Vladimir Nabokov hace más de 60 años, en 1955. Así llamaban en su infancia a Lola Sarratea (Almandoz, Nafarroa, 1944), un tiempo y una etapa en el que la autora ha basado el que es su primer libro, compuesto por 49 historias que hacen referencia a sus propias vivencias.
A sus 73 años, Sarratea se ha enfrentado a un trabajo en el que refleja el espíritu de toda una generación. En este sentido, la artista afirma que gracias al trabajo realizado en la época, “entre todos, hemos cambiado nuestra mentalidad, renunciando a la Iglesia, entrando en la democracia, aprendiendo a modernizar Euskal Herria”.
Todo eso queda reflejado en Lolita (Maiatz), que contiene “relatos que son pinceladas de mis experiencias, es una especie de collage”. En total, el libro incluye casi medio centenar de cuentos en gran parte autobiográficos, aunque ella misma se quita importancia a sus logros asegurando que lo que ella ha experimentado “lo ha vivido mucha gente más”.
“Mis raíces son muy importantes y han estado siempre presentes a lo largo de toda mi obra, en las acuarelas, esculturas, cerámicas y, en este caso, también en mis pequeños relatos”. Pero la edición de Lolita, a pesar de que para Sarratea la literatura es otro de sus medios de expresión artística, “ha sido toda una sorpresa”. Con él se embarca en una nueva aventura y comparte con el público otra de sus pasiones.
En cuanto al título escogido, puesto que ya había un trabajo publicado con el mismo nombre por Vladimir Nabokov, en 1955, fue acordado con la editorial. Pero nada tiene que ver la famosa Lolita del autor ruso la que describe Lola Sarratea en sus páginas, las primeras de su carrera literaria. “Lo cierto es que en mi casa, cuando tan solo era una niña, siempre me llamaban Lolita, de ahí el nombre que le he dado a este trabajo”. Uno de los pilares de Lola Sarratea es el euskera, de hecho, la autora asegura que el libro es su “cuaderno de trabajo alfabetizándome en euskera”. porque Lolita nació de los ejercicios que debía realizar cuando estudiaba. Por ello, la polifacética autora admite que lo que quedó plasmado en sus narraciones fueron sus deseos, pensamientos y sus experiencias vitales. Su objetivo con ellas era conseguir un estilo limpio, que fuera comprensible para el lector, porque si el público “tiene que leer dos veces el mismo párrafo, lo hemos perdido”. “El euskera es mi medio de expresión, mi canal de comunicación, y estoy muy contenta de venir a la Azoka de Durango, es un gran encuentro”, agrega Sarratea.
La artista valora mucho el contacto con el público y, tras pasar por el recinto de Landako, el próximo domingo estará en la galería Ispilu de Donostia para compartir sus historias con los asistentes. “Me gusta estar con la gente y leer mis cuentos al público”, asegura.
Consciente de la importancia de una cita como la Azoka, la creadora no dudó en acercarse a la feria y presentar a su particular Lolita cuando se lo propusieron, aunque cree que “necesitamos mover más las cosas”, en referencia a la cultura en euskera.
su carrera Quizás debido a ese despertar tardío, a Lola no le preocupa demasiado el éxito o la competencia existente en el mercado de las editoriales: “No es mi intención hacerme un hueco en el mercado literario, no lo pretendo, ni mucho menos. Tan solo me conformo con que alguien lea mis relatos en euskera, pues tenemos un tesoro en nuestras manos con este idioma y, a veces, no le damos la importancia que realmente tiene”.
“Con el paso de los años, he aprendido a concentrarme en lo verdaderamente importante, en lo íntimo, en las pequeñas cosas que me rodean”, explica la autora. En esa línea, a Lola Sarratea no le inquieta su futura trayectoria: “Mi carrera esta hecha pues tengo 73 años. Mi carrera es la vida”.