Vitoria - “Una obra de las obras”. En muy pocas palabras, el realizador gasteiztarra Iñigo Pérez Picazo concentra parte de la esencia del proyecto multidisciplinar Barrunbeko lurretan, una propuesta que tomará forma final de película y de exposición. Eso sí, antes de llegar a esa fase final, los primeros pasos se empezarán a dar desde este viernes en el espacio cultural Garaion.
A lo largo de diez jornadas, el centro de creación ubicado en Ozaeta acogerá tanto a Pérez Picazo como al resto de componentes del colectivo Lurburu. Cada uno de ellos desarrollará su propia obra, ya sea fotográfica, escénica, escultórica... Jon Ruiz de Infante, Natalia Suárez Ortiz de Zárate, Patxi Suinaga Turrillas -que se encargará de la banda sonora del filme-, Ruben Becares, Kauldi Iriondo, Lander Pérez Picazo -quien hace un año puso en marcha el proyecto del que nació Lurburu-, Maite Mugerza, Zuriñe Cancho Guerrero y Marina Suárez Ortiz de Zárate estarán trabajando mientras el realizador y su equipo rueda. El día y la noche (con su parte más onírica) marcarán los ejes de esta mirada sobre los procesos de la creación artística que se concretará en una cinta de unos 70 minutos de duración.
“No será un documental o una ficción, entre otras cosas porque no creo que hoy en día se pueda hablar de géneros” comenta Pérez Picazo, quien tendrá entre sus colaboradores al también director Javier Rebollo. “No hay guión, sino que todo va a ir surgiendo con la convivencia de estos días y con las creaciones que vaya desarrollando cada uno”. Eso significa trabajar todavía más si cabe sin una mínima red de seguridad, algo que no parece preocupar para nada al realizador.
“El film recogerá el proceso creativo, será testigo y versará sobre el contraste entre el postmodernismo y la tradición con el euskara como raíz para hablar sobre arte y modos de vida”, describe el impulsor del proyecto, que cuenta con una de las becas Gazte Sortzaileak de este año.
Cuando tras el rodaje y las labores de post-producción, Barrunbeko lurretan sea una realidad, la idea es que no se exhiba sin más, sino que el filme “traspase la pantalla” mostrándose como parte de una exposición en la que se recojan las obras llevadas a cabo en Garaion, partes descartadas de la grabación, música en directo, performances... “Hay que lograr que las personas usuarias de la cultura puedan ver, escuchar y sentir”, apunta.
De esta forma, el proyecto contará con la visión del director, con las propuestas de cada uno de los artistas participantes -ya sea de manera individual o colectiva- y con el aporte del público, configurando un conjunto que traspasará lenguajes, conceptos y formatos. Así por lo menos lo pretenden los componentes de Lurburu, una iniciativa que nació para desarrollar de manera puntual cuatro encuentros artísticos en la naturaleza pero que ha terminado desembocando en algo mucho mayor.