Comparte con la asociación cultural Enelu algunos integrantes así como formas de autogestionar y de relacionarse. Sin embargo, su proyecto es independiente, así como sus objetivos. Es Luz Roja, una apuesta que nació hace un lustro, también bajo el impulso de Nahikari Mora. “La idea era gestionar un laboratorio de fotografía analógica para que la gente pudiera acudir bien para formarse, bien para desarrollar sus proyectos si es que ya tenía conocimientos previos”, una senda que se inició en los centros cívicos de la capital alavesa. Aún con lista de espera, el Ayuntamiento decidió al año cerrar sus puertas, aunque en esto apareció la posibilidad de trasladarse a Artium. “El museo tenía una sala expositiva vacía y montamos un laboratorio en un espacio de 200 metros cuadrados. Era un lujo. Todos los jueves nos juntábamos 25 personas”, aunque sin terminar de pasar doce meses, el centro recuperó capacidad económica para volver a hacer muestras en este lugar. Así que se inició la tercera y, por ahora, definitiva mundana a un local de la calle Bueno Monreal.
En aquellos primeros pasos, en la base del proyecto se encontraba el interés por relacionarse en el laboratorio y compartir los momentos de trabajo, algo que se ha mantenido con el tiempo. “Hay gente que va y viene, aunque la asociación, como tal, funciona a través de socios, que todos los meses aportan diez euros para poder afrontar los gastos” de local, líquidos... A esta actividad, por así decirlo, interna, se suma la organización de talleres abiertos, más allá de que “puede acudir cualquier persona que tenga interés”, describe otro de los integrantes del colectivo, Rubén Domingo. “Nos ha venido incluso gente que ha encontrado rollos viejos por casa que no sabía ni qué podían contener. Nosotros estamos encantados de recibir a quien tenga curiosidad y asistirle en el uso del laboratorio si tiene cualquier duda”.
Él tiene claro que entre los integrantes de la asociación no hay ningún rechazo a la fotografía digital, “sólo que la analógica te obliga a plantearte la fotografía de otra manera, de una forma más pausada, relajada, encerrándote en el laboratorio.... es un proceso que tiene su encanto. Los metadatos digitales me pueden decir que esta fotografía es perfecta, pero los emocionales me dicen que la analógica tiene otra gracia”.
Con todo, Luz Roja no se limita a la fotografía, también mira a otras artes como la serigrafía, por ejemplo. Además, la sede de la asociación está abierta a la organización de sesiones de cine en el exterior, de conciertos, presentaciones de discos... propuestas que o bien impulsa la agrupación o acoge a iniciativa de otros. “¿Por qué no aprovechar el espacio para hacer otras cosas? Si nos apetecen y nos cuadran, por supuesto”, apunta Domingo.
Cabe recordar, además, que en su ubicación comparten espacio cultural con varios proyectos como, por ejemplo, La Monstrenka. “La relación con los vecinos culturales es genial y, de hecho, hacemos cosas juntos”, describe Mora, quien señala que con respecto a los otros vecinos, los residentes en esta calle del Casco, “ahora tenemos buena relación”, cuidándose aspectos como los horarios a la hora que se realizan determinadas citas como pueden ser los conciertos.
Todo ello se sustenta buscando también financiación con fiestas como las que se llevan a cabo en el Gaztetxe, días especiales en los que se ofrecen talleres para niños, se propone un laboratorio ambulante o se invita a la gente a entrar en una cámara de fotos gigante.