gasteiz - Rafa Rueda, exPilt, lugarteniente de Mikel Urdangarin y ahora integrante de Lou Topet, disfrutó con Estutu, el último CD de Gari. Su producción la firma Jon Agirrezabalaga (WAS, antes We are Standard), al que decidió fichar para “cambiar de ambientes” en su regreso tras seis años. Se titula Hiri kristalezkoa (Elkar), y es un álbum monográfico sobre la ciudad en el que el guitarrista otorga mucho espacio a los teclados. Hoy a partir de las 19.00 horas lo presentará en la tienda de Elkar en la calle San Prudencio, donde dará también un concierto acústico.

Puede que Rueda no venda lo que otros ni congrege a miles de seguidores en sus conciertos pero resulta innegable su ascendencia en las dos largas últimas décadas musicales en Euskal Herria. Y en diferentes proyectos y estilos. Tras una ausencia en solitario de seis años, vuelve con Hiri kristalezkoa, disco monográfico sobre la ciudad en el que cuenta “10 historias a través de otros tantos personajes que titulan las canciones”.

“Kristalezko hiri bat eskaini didate: kristalezkoa ni ez banintz bezala”. Esa frase inicial, de Harkaitz Cano, sirve de nexo común a todo el disco. “Así nos sentimos en la ciudad, trasparentes y frágiles, como de cristal e invisibles. Es una metáfora muy bonita”, asegura el vizcaino. “Cuando maquetaba las canciones, un colega me dijo que evocaban a la urbe. Pensé que era un buen motivo para unificar estas canciones que hablan de temas muy en boga en la sociedad”, apostilla.

“La ciudad saca lo mejor y lo peor del ser humano”, indica Rueda al aludir a un disco centrado en la comunidad, la soledad, las desdichas del cosmopolitismo, el futuro del pasado, la fragilidad de las personas... Y lo hacen con letras prestadas por Cano, Leire Bilbao, Gotzon Barandiaran, Unai Iturriaga, Miren Amuriza y Arkaitz Estiballes. Y el propio músico, que firma el último tema, Irina, porque “quería despedirlo yo”.

cambio El CD, que edita Elkar tras dos auto-producciones porque su autor buscaba “centrarme en la labor creativa”, presenta un cambio de sonoridad en la obra previa del guitarrista. Y se debe a la producción de Jon Agirrezabalaga. “He dado un paso más con un productor externo que me ha ayudado a llegar al punto final. Jon tiene una musicalidad excepcional y ha hecho un gran trabajo como psicólogo también. Detrás del disco hay un gran trabajo y esfuerzo”, según Rueda. “Me he dejado llevar por la intuición y el instinto”. Así zanja el cambio de sonoridad (él habla de “ambiente”) del disco, en el que ha dejado “más espacio a los teclados, ya desde la composición”. Por ello, las atmósferas suenan con toques muy pop, bailables y electrónicos en temas como Little cowboy y Roy Batty. “Hay estéticas diferentes, sí, con referencias a los años 80 y 90, a The Cure y Depeche Mode, cuando de joven ponía música en un pub de Mungia”, razona Rueda. “Es un cóctel entre lo actual y lo retro”, indica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

“Llegar a todos los lugares posibles. Con el grupo o en solitario, depende de los lugares y condiciones”. Ese es el planteamiento del vizcaíno sobre la gira del disco, que se abrirá, con el arrope de su banda, el día 24 en el Victoria Eugenia de Donostia, antes de pasar por Ugao, Durango, Barcelona, Toloso, Amurrio, Bermeo, Gasteiz, Urretxu y el día 25 de enero, por el Kafe Antzokia bilbaíno.