madrid - El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, advirtió ayer que las obras de rehabilitación del edificio del Salón de Reinos, encargadas al arquitecto Norman Foster, irán con “retraso” y están pendientes de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018. Falomir realizó estas declaraciones en el marco de la celebración del décimo aniversario de la ampliación “más importante” del museo en casi 200 años de historia, ideada y ejecutada por el arquitecto navarro Rafael Moneo.
En este punto, el director del Museo ha explicado que si no se aprueban los presupuestos del año que viene, se prorrogarán los anteriores, donde no estaba prevista partida alguna para el proyecto del Salón de Reinos. “Quiero pensar que si no se puede, luego se recupere el tiempo perdido. Lo importante es el compromiso para que la obra llegue a buen término”, ha declarado, para después añadir que si no se aprueban, “ya el año que viene” se irá con retraso, “no mucho”, dado que las obras estaban previstas para octubre de 2018. “Mientras tanto se está trabajando a cargo del presupuesto ordinario del museo”, añadió.
Así lo dijo Falomir durante la presentación de la publicación Museo Nacional del Prado. Rafael Moneo, 2007-2017, y de la exposición fotográfica titulada Por el Prado de Moneo, que podrá visitarse hasta el próximo 28 de enero en el Claustro de los Jerónimos, y que ilustra la intervención del arquitecto.
Moneo, al ser preguntado sobre cómo cree que va a ser la convivencia con Norman Foster, encargado de la rehabilitación del Salón de Reinos del Museo Nacional del Prado, uno de los pocos edificios que se conservan del Palacio del Buen Retiro, ha respondido que “no hay ningún problema de convivencia”. “Al revés, yo creo que también es muy bonito, muy hermoso ver que el museo está en la ciudad, que tiene una historia”.
En relación con el décimo aniversario de la ampliación de Moneo, el director del museo ha detallado que el libro homenaje recoge dos reflexiones. La primera de ellas, de naturaleza artística y de historia de la arquitectura, donde se plantea lo que la ampliación supuso para el ámbito urbanístico y para el edificio prexitente Villanueva.
Esta labor fue encargada a dos historiadores del arte: Jorge Fernández-Santos, que “lo ha plasmado con palabras”; y Joaquín Bérchez, con imágenes que muestran aspectos del museo que “podían pasar inadvertidos”. “Cuando vimos la elocuencia de las imágenes, pensamos que valdría la pena exponer algunas de ellas”, ha remachado. La segunda reflexión que recoge la obra tiene que ver con lo que la ampliación ha supuesto para el Museo. “Ha sido el vehículo que ha permitido al Museo del Prado pasar del siglo XIX al siglo XXI, un museo infradotado, que carecía de aquellas infraestructuras que se demanda a una institución cultural de referencia y que por fin poseyó espacios propios”, destacó. En este sentido, el director afirmó que las “pruebas están en las cifras”, recogidas en el volumen. “Se han disparado todos y cada uno de los indicadores del Museo: la afluencia de público se ha multiplicado prácticamente por dos, el número de exposiciones se ha multiplicado enormemente, la oferta educativa también, se han restaurado más cuadros que nunca, la repercusión mediática, la publicidad. Todo, hay un antes y un después de lo que fue esta ampliación”, argumentó.
Según Falomir, la arquitectura ha sido un aspecto al que el Museo del Prado “no ha dado la importancia que debiera”. “Su sede tradicional es la obra maestra del neoclasicismo español, el edificio de Juan de Villanueva; posee también edificios singulares, como puede ser el Casón del Buen Retiro; la ampliación, diseñada por Rafael Moneo; y, si las cosas van bien, cerrará este campus del Mueso del Prado el edificio del Salón de Reinos, diseñado por Norman Foster”.
En este punto, el director del Museo advirtió de que si no se aprueban los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018 se prorrogarán los anteriores, donde no estaba prevista partida alguna para el proyecto de Salón de Reinos. “Quiero pensar que si no se puede, luego se recupere el tiempo perdido. Lo importante es el compromiso para que la obra llegue a buen término”, dijo para después añadir que si no se aprueban se irá con retraso, dado que las obras estaban previstas para octubre de 2018.
“No hay ninguna institución desde luego en Madrid, y pocas en España, con semejante patrimonio arquitectónico”. “La obra maestra del neoclasicismo, dos Pritzker. Vale la pena dedicarle mucha más atención a la arquitectura que es sin duda uno de los activos del mueso”, ha defendido.
INVERTIR EN CULTURA Como reflexión, Falomir opinó que “todavía hay demasiada gente que cree que invertir en cultura es un capricho y una frivolidad”. “Es una inversión tan necesaria como puede ser infraestructuras viables. Confiemos en que ese tipo de inversión siga presente y siga siendo una realidad en el Mueso del Prado y en la generalidad de instituciones culturales españolas”.
Para el arquitecto, que se hubiera planteado la ampliación igual en la actualidad, el acceso desde la puerta de los Jerónimos “permite entender bien y desde el primer momento lo que son los servicios que necesita el visitante y, rápidamente, decidirse” sobre lo que quiere ver. Además, Moneo considera que la ampliación del museo ha coincidido con “unos años de una gestión muy abierta y muy viva”. “Quiero pensar que la ampliación ayuda a hacer más accesible a la gente el museo y a sentirlo más como propio”, concluyó. - E.P.