madrid - Enhorabuena por el premio. ¿Lo esperaba?

-Para nada, es un premio muy importante y ninguno esperamos que nos lo den.

La respiración ya había sido reconocida. De hecho, con ella recibió este mismo año el Premio Max de las Artes Escénicas. Imagino que será todo un impulso para seguir trabajando en esta línea.

-Estas alegrías te dan un impulso porque hacemos un trabajo en soledad muy grande en el que desechamos mucho de lo que hacemos. Tanto las obras como las películas o novelas muestran el resultado final, pero detrás de esto hay años y años de trabajo. Estos reconocimientos te dan aire a las velas.

¿Qué destacaría de la obra con la que recibe este premio nacional?

-Que se trata de una comedia pero que no pierde de vista el dolor de los personajes, y no pretende ocultar las partes de la vida en las que aparece el sufrimiento y todo se pone cuesta arriba. El dolor está tratado con mucha empatía y con distancia, precisamente para poder reírnos de nuestras propias agonías. De alguna manera, al escribirla quería pasar un duelo personal y puse en común con los actores experiencias emocionales de nuestra vida. A partir de ahí surgió el texto. El impulso tuvo que ver conmigo pero se convirtió en una historia muy grupal en la que los actores pusieron mucho de sus experiencias.

¿Se trata de una escritura atípica o que se está poniendo de moda entre los dramaturgos?

-Lo estamos haciendo muchos dramaturgos, la creación colectiva es de mediados del siglo pasado y ha ido evolucionando hasta la escritura que estamos realizando ahora, que tiene de particular que no por hacer el trabajo de ensayo con los actores dejamos de ir a trabajar a casa durante mucho tiempo para darle a la obra una calidad literaria y una forma muy específica. Es algo que está dando buenos resultados. De hecho, el Centro Dramático Nacional tiene un proyecto que se llama Escritos en la escena, que tiene que ver con este impulso de conectar la escritura con el escenario en un viaje de ida y vuelta.

¿Podemos afirmar que ‘La respiración’ surgió de la idea de que la mejor manera de superar el dolor es a través del humor?

-En toda mi obra sí que el humor tiene una presencia muy fuerte y es verdad que muchas veces aparece como una manera de liberar la tensión que produce el dolor. El humor abre ventanas de posibilidades que a lo mejor no habíamos pensado y son liberadoras. También nos permite coger distancia y libera de la angustia. Por eso, el humor dentro de mi literatura está tan presente.

¿En qué trabaja ahora mismo?

-Estoy ensayando un texto de Lope de Vega que se llama La dama boba con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Lo estrenaremos en la sala pequeña del Teatro de la Comedia a finales de noviembre.

Un dramaturgo como usted, ¿cómo ve el momento que vive hoy en día el teatro a nivel local y nacional?

-Estamos sufriendo mucho que a los ayuntamientos se les haya recortado mucho el presupuesto de cultura, porque las compañías esencialmente vivimos de la programación de las ciudades. Esto, por rebote, afecta a toda la estructura de producción. Hay un desfase entre el gran nivel artístico que vivimos en este momento y la falta de conciencia política de la importancia que tiene la cultura para los ciudadanos.