amurrio - Descendiente directo de Pernando Amezketarra, músico frustrado y socio fundador del mítico Bukowski Taberna de Donostia, hace ya casi 30 años que decidió dejarlo todo para dedicarse a la interpretación y acertó de pleno. El despegue le llegó en 2009, con su papel protagonista de Ander (un baserritarra homosexual que se enamora de un inmigrante, gracias al que le llovieron infinidad de premios tanto corales como individuales), pero en su trayectoria cinematográfica figuran una treintena de largometrajes tales como Errementari, Fe de etarras, Oro, Acantilado, Loreak, Urteberri on Amona o Camera obscura. Se trata del actor donostiarra de 53 años Josean Bengoetxea, quien hoy recogerá la txapela de honor de Begibistan, como lo han hecho en años anteriores Txema Blasco, Ramón Barea, Itziar Lazkano y Leyre Berrocal.

¿Conocía Begibistan? ¿Qué le parece?

-La verdad es que no, no he estado nunca. A su director, Kepa Sojo, sí le conozco de este mundillo. La existencia de este festival dedicado al cortometraje vasco en un municipio como Amurrio me parece un acontecimiento importante. Se que puede sonar utópico o imposible pero: ¡ojalá hubiera un tejido o red cultural en cada barrio y pueblo!. Este tipo de eventos son fundamentales para crear afición al cine en pantalla grande, tanto en metraje largo como corto, que para mí se merecen idéntico respeto.

¿Qué sintió cuando le transmitieron la noticia de ser txapela de honor?

-Mucha alegría. Tenía la referencia de Leyre Berrocal que la recibió el año pasado y fue mi compañera en Camera obscura de Maru Solores; y parecerá una bobada pero me resulta entrañable acudir a un sitio pequeño para crear público. Además, me han entregado varios premios, pero nunca me han puesto una txapela y me hace ilusión. Eso sí, tengo que decir que cuando eché un vistazo al listado de actores y actrices que han recibido este reconocimiento antes que yo, pensé: pero ¿qué hago yo entre estos monstruos?. En serio, creí que me habían gastado una broma o que se habían confundido, pero no; así que? pasaremos un buen día.

Su interpretación también está en dos de los 27 cortos a concurso de esta séptima edición, ‘Ainhoa’ de Ivan Sainz-Pardo y ‘Renovable’ de Jose Mari Goenaga y Jon Garaño. ¿Ha tenido la oportunidad de ver las cintas?

-Las que interpreto yo sí las he visto y el resto, he leído el programa y hay un nivelón. De todas formas, no te creas que es tan normal que un actor o actriz haya visto su trabajo finalizado. De hecho, Ainhoa la vi hace muy poco. No me gusta ver películas en la televisión, bueno, en realidad es que no veo la tele, tengo otros hobbies en mi tiempo libre como es cocinar. Soy un defensor acérrimo del cine en sala y pantalla grande, así que bienvenidos sean todos los festivales para que el público tenga la oportunidad de disfrutar de lo que se hace tanto en largo como en cortometraje.

¿Cómo ve la escena en España y en Euskadi?

-En esto hay que diferenciar claramente cine y teatro. El teatro es el hermano pequeño que está en crisis desde que nació pero, en cambio, como no le influye la tecnología, no va a desaparecer en la vida. Respecto al cine, las nuevas tecnologías sí que están cambiando la forma de verlo y las salas están siendo las perjudicadas. Veremos con la reducción del IVA del 21 al 10% que, como al teatro este año, dice el gobierno que se va a empezar a aplicar en 2018.

¿Se puede vivir de la interpretación?

-Producción hay, pero vivir de ello, malamente, aunque a nivel social esté extendido que nuestra profesión es tocarse las bolas a dos manos y vivir de maravilla. Pero nada que ver la fama con la realidad, ni siquiera en televisión, que es la que mayor visibilidad otorga de cara a la calle, y los datos están ahí.

¿A qué se refiere?

-Hace dos años que se hizo un profundo estudio al respecto que, aunque no tengo delante y estoy hablando de memoria, citaba en un 80% el número de profesionales en paro, y la situación era bastante peor para nuestras compañeras actrices. En interpretación, salvo cuatro grandes nombres y de forma puntual, porque esto cambia en base a la fama del momento, el resto no puede vivir en exclusiva de ello. Yo miro alrededor y no me quejo, la verdad, tanto por la situación de esta profesión como por la de cualquier otra en el país.

Un papel que le haya marcado, y otro que quisiera interpretar.

-Un personaje que siempre me acompaña, porque fue una especie de puerta en mi carrera, es Ander. Tanto a nivel personal y de desafío interpretativo, como por los tantísimos premios que recibió, aunque ese éxito no se reflejó en las salas. En cuanto al papel que quisiera interpretar, en teatro lo tengo clarísimo, algo clásico como un Shakespeare potente, Macbeth tal vez. No obstante, en cine siempre digo que el que voy a hacer, porque me entusiasmo con cada papel que preparo.

¿Con qué anda entusiasmado ahora?

-(Risas) Pues con varias cosas, la verdad. Esta semana he estado en Barcelona haciendo pruebas de vestuario y maquillaje para mi papel en la opera prima de terror El pacto de David Victori; el lunes ruedo con Koldo Almandoz una pequeña intervención en Oreina; y el martes de vuelta a Madrid para el inicio de la grabación de El jefe de Sergio Barrejón.

Volviendo a Begibistan, ¿nervioso ante la gala de esta noche?

-Pues mira, es curioso: cuando andas buscando o preparando papeles a interpretar no hay tiempo para ponerse nervioso, pero cuando toca hacer de uno mismo se te pone el culo apretado. Es lo más duro. Así que sí, muy nervioso.