Pocas cosas ocurren en la madrugada del 6 de julio en Iruñea hasta que, como dijo Ernest Hemingway, “la fiesta explota”. En realidad, las horas previas a lanzar el txupinazo todo es quietud, como también explicó en su momento el escritor norteamericano. Sin embargo, en las novelas lo blanco puede volverse negro y lo que nunca podría ocurrir, termina pasando. Alejandro Pedregosa presenta en Un extraño lugar para morir un crimen en la capital navarra en los días más señalados del año: antes de que comiencen las fiestas el escritor Lucio Maestre -“un tipo alto con el pelo abundante y canoso”- aparece muerto con dos tiros en la cabeza en una suite del hotel La Perla, donde se alojaba cada año. Es otro de los ejemplos que confirma que a la hora de redactar novelas de género policíaco, detectivesco o incluso negro algunos escritores buscan ambientes característicos de Euskal Herria. Esta investigación en concreto, que se encargará de resolver el comisario Uriza, destacará sobre el plano de la ciudad calles y edificios emblemáticos del Casco Viejo durante sus fiestas.

La plaza del Castillo y su ambiente previo al chupinazo quedan retratados desde el balcón de la suite donde aparece asesinada la víctima: “Desde el Hotel La Perla se adivinaba el desembarco de cientos y cientos de personas en la plaza del Castillo. Todavía era temprano, faltaba media hora aproximadamente para que el chupinazo desatara el júbilo y la locura etílica por las calles del Casco Viejo”. Del mismo modo, se menciona una parte de las murallas de la ciudad, ya que en ese lugar aparece otro cadáver: “Pudo reconocer sin dificultad un tramo de las murallas de Pamplona, el más elevado, junto al Portal Nuevo”. El recorrido del encierro que se describe en el libro también propicia el paseo por los lugares más míticos de la ciudad: la cuesta de Santo Domingo, el Ayuntamiento, la calle Estafeta, la plaza de toros. La plaza de Navarrería, que se desvía de la carrera de los astados, también puede visitarse mediante esta narración. La comida también ocupa parte de la historia. Se menciona el bullicio de los bares de Estafeta, pero también los que quedan fuera de esa zona como El Temple, “donde una pizarra anunciaba, con desigual caligrafía, pintxos de txistorra, friticos de huevo y pimiento...”.

Uno de los momentos álgidos de la trama ocurre en el Teatro Gayarre, durante una conversación que puede ayudar en la resolución del caso. Desde la cabina de control, los ojos de Uriza no parpadean y se rinden ante tal belleza: “Las pinturas neoclásicas en el techo, la lámpara de araña, y sobre todo, la elegancia del vacío en las butacas y la sospechosa oscuridad del escenario”.

Pero fuera del Casco Antiguo, hay vida. El desenlace de la historia brinda la oportunidad de ver el parque Yamaguchi, nombre que se le dio en homenaje a “una ciudad japonesa que está hermanada con Pamplona”. - U. Razkin

El escritor granadino Alejandro Pedregosa inició con Un extraño lugar para morir una serie de novelas encasilladas en el género policíaco-criminal que completa con Un mal paso y A pleno Sol. En relación con el libro ambientado en las fiestas de San Fermin dijo que “bebe de la tradición clásica europea de la novela negra. Actualmente me siento más cercano a Fred Vargas o Andrea Camilleri”.