El director de fotografía Gorka Gómez Andreu (Gasteiz, 1978) cuenta con numerosos premios a sus espaldas. Además del que recibió en el Festival de Pekín, el pasado mes de febrero logró el Spotlight Award que concede la Asociación Americana de Directores de Fotografía. Asimismo, en 2007 creó junto a otros profesionales del cine Kinoskopik Film Production, una compañía radicada en Gasteiz, que ha ido ganando terreno en el mercado audiovisual vasco e internacional.

Ganó el Premio Tiantan en el Festival Internacional de Cine de Pekín, ¿Siente que su trabajo está más reconocido en el extranjero?

-He rodado bastantes películas fuera de aquí, sobre todo en Georgia. Son películas que suelen viajar por festivales internacionales. En el caso de House of Others ha funcionado muy bien y ha recibido algunos premios. A mí personalmente no me importa si se reconoce el mérito de la película aquí o en cualquier otra parte del mundo, lo que importa es que la película funcione y al público le llegue, sea de donde sea.

También ha recibido premios en el festival de Polonia, Brasil, Italia, India o Irán. ¿Esperaba llegar tan lejos cuando comenzó su carrera?

-De ningún modo. Cuando empecé, mi sueño consistía en poder dedicarme a la fotografía cinematográfica, algo que no es fácil. Y de momento ahí seguimos, así que estoy satisfecho por ello.

¿Qué aprendió en sus años de universidad?

-En la universidad me di cuenta de que mi pasión era el cine. Por eso cuando terminé la carrera de Periodismo me fui a estudiar cine a Madrid.

Después de recibir tantos galardones, ¿cree que sirven para ser un referente en el mundo del cine?

-Estoy agradecido por haber sido reconocido en algunos de mis trabajos, aunque también soy consciente de que muchas veces son algo azarosos. Lo importante es que esas películas hayan funcionado bien y sus productores y directores tengan la oportunidad de producir nuevos trabajos y que luego te llamen para trabajar en ellos. Yo no me considero referente de nada, por supuesto.

La película con la que ha ganado su último premio, ‘House of Others’, está ambientada en la guerra de Georgia. ¿Qué dificultad supone para un director de fotografía un ambiente como ese? ¿Conlleva un mayor esfuerzo que otros escenarios?

-Al contrario, es un tema que me interesa personalmente desde hace mucho tiempo, y una motivación añadida para desarrollar mi trabajo. Es algo que creo conocer bien, ya que llevo, junto a mis compañeros de Kinoskopik, viajando a Georgia desde el año 2008, cuando el país entró en guerra con Rusia por los territorios de Osetia del Sur y Abjazia.

¿Cómo afrontó este trabajo en concreto cuando se lo propusieron? ¿Tomó referencias de sus trabajos anteriores?

-Trabajé junto a la directora, Rusudan Glurjidze, buscando referencias de directores que nos gustan a ambos, como Theo Angelopoulos, Andrei Tarkovski o Bela Tarr. También visionamos reportajes de guerra de la época e hicimos un trabajo exhaustivo de localizaciones, buscando un ambiente similar al de la zona de Abjazia donde se desarrolló la guerra, una zona que la directora conocía perfectamente desde su niñez.

Ha trabajado en más películas rodadas en el Cáucaso, ¿cree que ya se ha convertido en un referente en este tipo de filmes? ¿le gustan especialmente dirigir este tipo de trabajos?

-Gracias a la experiencia de nuestras primeras dos películas en Georgia, Ori y Chaika, dirigidas por Miguel Ángel Jiménez, tuve la oportunidad de regresar posteriormente al país y rodar películas con otros directores georgianos. Siempre fueron experiencias gratificantes y la relación con los cineastas de esa zona ha sido muy positiva, ya que es gente abierta y muy interesada en relacionarse con extranjeros. Tanto yo como mis compañeros de Kinoskopik tenemos intención de seguir colaborando con Georgia, de hecho estamos intentando sacar adelante un nuevo proyecto en coproducción con ellos, que se llama Mamut y dirigirá Miguel Ángel Jiménez.

En una ocasión aseguró que los directores de fotografía hacen un buen trabajo porque tienen un gran director y un estupendo guion, ¿qué ingredientes añade un director de fotografía?

-El trabajo fotográfico está íntimamente ligado al del resto de departamentos, desde el guion hasta el diseño de vestuario. Cuando una película funciona lo hace a todos los niveles, y sino, no funciona. El director de fotografía es esencialmente la mano derecha del director y debe caminar de su mano, materializando en imágenes las ideas de este.

También afirmó que se inspira en el fotoperiodismo, la música, la pintura... ¿Tiene a algunos autores como referentes en particular? ¿O simplemente su trabajo se nutre de otras artes?

-Para cada trabajo surgen inspiraciones y referencias particulares. Aunque sí es verdad que hay artistas que me gustan especialmente y que siempre reviso cuando busco ideas para afrontar un trabajo. Entre ellos podría nombrar a los directores de fotografía Nestor Almendros, Sven Nikvist, Roger Deakins, pintores como Van Gogh, Wyeth, Friederich o Hopper, directores como Aki Kaurismaki, Bela Tarr, fotógrafos como Jonas Bendiksen, Robert Cappa, Sebastiao Salgao o músicos como Johnny Cash o Kris Kristofferson.

¿Hay algún trabajo en especial de dirección fotográfica que le gustaría afrontar?

-Siempre me gustará rodar la siguiente película de Miguel Ángel Jiménez y también me gustaría que resucitasen Andrei Tarkovski o Sergio Leone y que, por alguna casualidad, me llamasen para trabajar con ellos.

Trabaja alrededor de todo el mundo, ¿en qué momento cree que se encuentran el cine estatal y vasco? ¿Qué queda por mejorar?

-Creo que con la nueva política de ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales se están intentando quitar de encima a los creadores más arriesgados, al cine más personal, en beneficio de producciones más comerciales apoyadas por los grandes canales de televisión privada, lo cual me parece una desgracia y un empobrecimiento cultural.

Creó la productora Kinoskopik, todo un reto. ¿Qué balance hace ahora de los pasos que ha dado en su carrera?

-Este año Kinoskopik cumple 10 años, nuestra mera supervivencia como productora ya me parece un éxito, así que estamos muy contentos por ello y con muchos proyectos por delante. Por otro lado, creo que es pronto para hacer balances, hay mucho trabajo por delante.

¿Es difícil vivir del cine? ¿Es una profesión tan inestable como dicen?

-Es bastante difícil y bastante inestable, eso es verdad. Mantenerse a flote es ya un logro. Por eso es una profesión tan vocacional. Pero por otro lado, tenemos la suerte de compartir profesión con un montón de gente cojonuda y disfrutamos de lo que hacemos cada día, lo cual es impagable.

¿Qué proyectos tiene entre manos?

-Estamos tratando de sacar adelante una película llamada Sumendia, coproducción entre Kinoskopik y Heretic, una productora griega, que queremos rodar entre Bilbao y la isla griega de Nisiros, dirigida por Miguel Ángel Jiménez. Si conseguimos apoyo financiero en Euskadi, nuestra idea es rodar durante 2018.