Vitoria - El trabajo en grupo, el contacto con la naturaleza y el intercambio de expresiones artísticas. Sobre estas tres bases, el artista gasteiztarra Lande Picazo inició el año pasado el proyecto Lurburu, una apuesta de intervención y creación a lo largo de cuatro fines de semana de las diferentes estaciones del año teniendo como punto de encuentro una borda cercana al Santuario de Urkiola, entorno que ha ido acogiendo una serie de intervenciones, debates, proyecciones y encuentros con agentes culturales invitados.
El final del calendario, en principio, estaba marcado para este mes, cuando la propuesta, que ha contado con el apoyo del programa Haziak, se iba a materializar en una exposición en la sala Baratza, que, de hecho, se abrió ayer por la tarde. Sin embargo, tanto el pintor como sus compañeros han decidido dar continuidad al grupo que se ha ido conformando en este año.
“El equipo que ya hemos creado no sólo no se va a disolver, sino que la idea es seguir creciendo, sumando a artistas de distintas disciplinas y de diferentes puntos de Euskal Herria. Esta experiencia, el hecho de generar el grupo ha sido lo mejor de todo esto; además, ha llegado a un punto su dinámica que ya no es necesario que yo esté tirando de nada ni de nadie”, explica Picazo.
Con todo, antes de mirar a los próximos pasos, hay que cerrar, por expresarlo de alguna manera, el proyecto en sí, una labor que se concreta en esta exposición abierta en Baratza, una muestra compuesta por cinco fotografías artísticas, tres cuadros y cuatro miniaturas con las que traer a la capital alavesa reproducciones de algunas de las instalaciones llevadas a cabo en Urkiola. A eso se une un pequeño texto descriptivo de la propuesta, así como un vídeo en el que se incluyen instantáneas sobre la vida cotidiana de los participantes durante las estancias en el lugar.
“Urkiola, además de tratarnos muy bien, nos ha aportado toda la magia que tiene el lugar en sí”, describe Picazo, que no descarta regresar al mismo espacio en futuras ocasiones ahora que quiere involucrar a más artistas de otros territorios puesto que “a todos nos puede pillar muy en medio”, sonríe. Con todo, no se descartan otras localizaciones en medio de la naturaleza. Es más, el grupo de creadores tiene intención de presentarse al programa de becas a proyectos culturales creados por jóvenes Gazte Sortzaileak con la idea de poder financiar la realización de una película en un entorno natural.
A la espera de que esta idea se concrete, de lo que no hay duda es de que la decena de artistas implicados en Lurburu, procedentes del audiovisual, las artes escénicas, la ilustración, la fotografía o la escultura, se lleva de la experiencia no pocos momentos, conversaciones, creaciones y contactos. Los días 9, 10 y 11 de septiembre de 2016 tuvieron su primer encuentro, el de verano, el que supuso arrancar con el ciclo natural que ahora se cierra, pero no para ser un punto final, sino un punto y seguido, una continuación sin planes prefijados pero sí con intenciones compartidas, un futuro al que sumar nuevas aportaciones.