Valencia/Vitoria - Los vigésimos Premios Max de las Artes Escénicas encumbraron el lunes por la noche la particular visión de la danza y el baile de Oksara, de la compañía vasca Kukai Dantza, en una edición en la que el espectáculo Amour, de los vizcaínos Marie de Jongh, recibió el Max al mejor montaje infantil o familiar, y en la que la intérprete gasteiztarra Ainhoa Santamaría sumó un nuevo reconocimiento a su talento gracias al Max de Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en La estupidez (Feelgood Teatro).
El Palau de les Arts Reina Sofía de València acogió la ceremonia de entrega de los premios, en una gala centrada en reivindicar la importancia de la autoría en general y la femenina en particular y donde se defendió tanto el papel de las mujeres silenciadas y olvidadas como del valor de la memoria histórica, de la libertad de expresión y de la comedia y sus cómicos.
Visiblemente emocionada, Santamaría quiso agradecer a sus compañeros en Feelgood el camino desarrollado en estos años y lo que queda por delante. “Tengo que dar las gracias a la gente que crea, que tiene ideas para que podamos subirnos a los escenarios y podamos contar lo que queremos”, apuntó la actriz vitoriana, quien quiso lanzar el deseo de que se apoye “al teatro con una mejor gestión cultural; tenemos los medios, los espacios y los profesionales para hacerlo mejor y seguir creciendo”.
Oskara, de Kukai Dantza y Marcos Morau/La Veronal, aspiraba a siete galardones y finalmente se alzó con el de mejor diseño de vestuario, mejor elenco de danza y mejor espectáculo de danza, un trabajo “instalativo” que conjuga la raíz del folklore vasco con la expresión más vanguardista y que tiene por máxima, como apuntó Jon Maya, que “un pueblo que baila nunca muere”.
Otro de los montajes más galardonados fue Caída del cielo, de Danza Molina SL/Compañía de Rocío Molina, con cuatro candidaturas, que se llevó los Max a la mejor coreografía, a la mejor intérprete femenina de danza (Rocío Molina, que se arrancó a bailar durante su segundo discurso de agradecimiento) y al mejor diseño de iluminación.
Con dos Max se fue otra de las aspirantes con cuatro candidaturas, Només són dones, al premiar a la valenciana Carme Portaceli -actual directora del Teatro Español de Madrid y ganadora de un Max en 2008- como mejor dirección de escena y a la obra como mejor espectáculo de teatro, un relato de cinco mujeres durante la Guerra Civil.
El jurado premió también con dos galardones a las obras El laberinto mágico (mejor adaptación teatral y mejor actor de reparto, Paco Ochoa), Mulier (espectáculo de calle y composición musical para espectáculo escénico que, por cierto, estará en el inminente KaldeArte) y La respiración (mejor actriz protagonista, Nuria Mencía, y mejor autoría teatral). El mejor musical se lo llevó Cervantina. Versiones y diversiones sobre textos de Cervantes.