un viejo ministro socialista de Interior, conocido militante antifranquista, solía decir que en política y otras cuestiones vitales, los experimentos debieran hacerse con gaseosa, no fuese a complicarse la mezcla de líquidos y provocar una explosión no controlada; y la gibáramos tía Paca, y la cosa se complicase hasta extremos inusitados. El pasado lunes, el exitoso conductor Pablo Motos volvió a pegar un subidón en el asunto de las audiencias, alcanzando en el minuto de oro cinco millones y medio de televidentes, pendientes de la maravillosa y afrutada cantante de bachata, bicicletas y otras melodías bailongas, que responde al nombre de Shakira con la que el ínclito presentador mantuvo una conversación más bien sinsorga y falta de sal, pero la niña llenaba la pantalla y ante la falta de competencia del resto de cadenas, se quedó todo el mundo prendado de la colombiana. Pelotazo para el chaval que al día siguiente se vino arriba y planteó una variación en su programa que suena a experimento peligroso y arriesgado. Pablito Motos reivindicó esa noche la presencia de la música en directo en los programas generalistas de tele y para demostrar que lo suyo no iba de farol, llevó al plató de El Hormiguero a Estrella Morante, Emilio Aragón y una jovencísima promesa, Paula Pérez. Y con los tres y una pequeña orquesta nos colaron más de diez minutos de música que fueron capaces de dejar en la sombra al invitado futbolista Marc Bartra, rompiendo el ritmo del programa, dejando en los camerinos a los habituales colaboradores y ofreciendo un pastiche de sección, que el arrebolado Pablo ante la presencia del maestro Emilio, nos presentó como supuesto diamante mediático. Los responsables del programa deberán revisar el asunto y estudiar si todo vale en un programa estructurado, organizado y funcionando hasta el momento a las mil maravillas.