Aunque en nada llegará el Día de los Museos y, por tanto, Artium volverá a estar de celebraciones espaciales, lo cierto es que ahora se cierra un mes de abril que ha sido muy importante para el centro de arte contemporáneo de la capital alavesa por diversas razones. Para empezar porque mientras la crisis que se ha llevado tantos otros proyectos culturales en el Estado sigue su curso, su proyecto acaba de soplar las 15 velas de su tarta de cumpleaños, más allá de que sea evidente que la situación presupuestaria actual dista mucho de ser la ideal o por lo menos la anterior a 2008.

Con todo, también en lo económico, hay una puerta abierta este año a la que los responsables del museo se aferran con fuerza y que ha hecho que este decimoquinto aniversario tenga un regalo especial: tener otra vez dinero, aunque no sea mucho, para poder adquirir obras de arte tras cinco años de veto. Aún así, preocupa el vacío que este lustro ha dejado y los euros de más que habrá que gastar en el futuro para tapar los huecos dejados debido a esta política impulsada en la legislatura anterior por la Diputación.

Aún así, lo que ha caracterizado este importante mes de abril para Artium ha sido la reapertura de sus dos grandes salas de exposición subterráneas tras las obras para cambiar el suelo, no ya por el hecho de recuperar la actividad sino, sobre todo, por la apuesta que se ha realizado en torno a las tres grandes exposiciones que las llenan ya. Todavía siguen coleando los ecos mediáticos que ha tenido la apertura de la primera retrospectiva en Europa de la artista argentina, aunque afincada en Estados Unidos, Liliana Porter y eso que la muestra fue la primera en inaugurarse hace ya casi cuatro semanas. También la propuesta de Juan Pérez Agirregoikoa (concretada en 38 de julio - 37 de octubre) ha supuesto materializar una producción que en Artium hace especial ilusión y que reafirma el compromiso del museo no ya con este autor en concreto sino con todo el contexto vasco, algo que otros intentan afrontar demasiadas veces con más postureo que verdad.

La última propuesta en sumarse a esta, por así decirlo, reapertura del museo tras cinco meses de silencio casi completo ha sido Arte y sistema (del arte), la última revisión realizada acerca de la colección alavesa que está abierta al público desde el pasado día 26, cómo no, desde el cumpleaños de un Artium que así ya puede respirar a pleno pulmón.

De todas formas, aunque la reapertura de las salas principales y la celebración en unas mínimas condiciones del decimoquinto aniversario de centro de arte contemporáneo eran dos objetivos fundamentales para los responsables del proyecto, lo cierto es que dentro de Artium hay una tarea que reclama esfuerzos, reflexiones y acciones. Si hay una herramienta fundamental para entender el camino desarrollado en esta década y media es el plan estratégico que cada tres años ha ido elaborando el espacio de la calle Francia para fijar formas y fondos a la hora de actuar.

La última entrega de este instrumento, entre otras cuestiones, señala la necesidad de que Artium establezca puentes de ida y vuelta con los públicos, es decir, una relación que no sea unidireccional y que vaya más allá de lo que algunos, desde una óptica tradicional del papel de los museos, entienden que debiera hacer una institución de este tipo. Para el centro, esta obligación que se ha auto impuesto no debe terminar en sólo palabras, sino convertirse en hechos reales y palpables, como ya está pasando.