roma - A Silvio Berlusconi no le salen las cuentas y desde hace algún tiempo sus inversiones no le están dando los beneficios que él esperaba, pero este no es su principal quebradero de cabeza por culpa del dinero. Su exmujer, Verónica Lario, ya se ha encargado de que no sufra por sus inversiones y sí por el dinero que ya tiene en sus cuentas.

Verónica Lario logró por orden judicial el embargo de 26 millones de euros en algunas cuentas corrientes de Berlusconi. Una cifra que, según ella, le debe Il Cavaliere por pagos atrasados que se acordaron en su proceso de divorcio.

Berlusconi nunca aceptó tener que pagar tres millones de euros mensuales a su exmujer, como le ordenó el Tribunal de Milán siguiendo lo que prescribe la ley: durante la separación el cónyuge menos rico debe mantener el mismo estilo de vida del que disponía durante el matrimonio.

sentencia de divorcio Berlusconi estuvo firmando el cheque mensual de tres millones en el periodo de separación comprendido entre enero y octubre del 2013. Pero el líder de Forza Italia dejó de reconocer esa cantidad, que consideraba injusta, reclamó ante la Justicia y obtuvo en el Tribunal de apelación una reducción hasta los dos millones mensuales. Pero también esta cifra le parecía una monstruosidad.

Después el tribunal de Monza fijó definitivamente el cheque del divorcio en 1,4 millones al mes. Seguían siendo demasiados para el empresario entre los más ricos de Italia, con una fortuna estimada en unos 6.500 millones de euros, según la lista Forbes 2017. El italiano recurrió al Tribunal Supremo y, a la espera de la sentencia, pagó por alimentos a Veronica Lario alrededor de un millón de euros, una cifra que consideró más ajustada.

Ante la petición de su exmujer y el embargo de 26 millones de euros, el Tribunal Supremo todavía debe pronunciarse en una sentencia definitiva que pondrá fin a la interminable historia de desamor que amenaza otra vez su economía y su situación financiera.

Pero Berlusconi, conocido por su generosidad y espléndidos regalos, no está ya para tirar el dinero por la ventana. Entre otras cosas porque en Árcore, la lujosa residencia del ex primer ministro en la que toma sus grandes decisiones, ha comenzado la era de Marina, su hija primogénita y favorita, presidenta de Fininvest (el grupo empresarial de la familia) y del grupo Mondadori, líder editorial en Italia.

Su hija toma el mando La primogénita de Berlusconi, Marina, la niña de los ojos de su padre, ha tomado el mando de la fortuna de la familia.

Una de las decisiones más importantes -y puede que dolorosas para Il Cavaliere- fue la de desprenderse del AC Milan a cambio de los 740 millones que pagó un grupo inversor chino. Y eso a pesar de que el expremier italiano dijo en una ocasión que jamás lo permitiría.

Este dinero que servirá para defender a su hermano Pier Silvio de las embestidas de Vincent Bolloré, el empresario francés dueño de Vivendi, la empresa que ha intentado hacerse con el control de Mediaset. “Un caníbal de las finanzas”, como la propia Marina define.

El Morning Glory, barco de vela de 48 metros y tres mástiles, con bandera de las Bermudas, ha sido vendido con unas perdidas de 3,8 millones. También se ha desprendido de un jet y otro ha sido jubilado, varios cines con pérdidas y un club de golf.

En Italia todo el mundo habla ya del comienzo de la era de Marina Berlusconi. Y con ella llega la austeridad en todos los ámbitos. - DNA