Puede que a usted le encanten las películas de Angelina Jolie, las seductoras miradas de Robert Redford o la siniestra y mítica frase de Darth Vader “Luke, yo soy tu padre”. Pero seguramente, a no ser que usted sea un amante del cine en versión original, nunca haya escuchado las verdaderas voces de los protagonistas de El intercambio o de El golpe. Es más, usted solo ha escuchado a Constantino Romero interpretar la voz del mítico villano de Star Wars. Tal vez sea el colectivo de actores y actrices de doblaje el más olvidado en el cine y la televisión. Prueba de ello es que en las últimas semanas estos profesionales del sector audiovisual de Madrid han iniciado una huelga. ¿Pero cómo son y cómo trabajan los dobladores en Euskadi?

Jaione Insausti es una donostiarra que lleva más de 30 años trabajando como actriz de doblaje. Tras décadas en el oficio presume de ser “bastante polifacética” y reconoce haber disfrutado con trabajos muy dispares. “Tengo una voz bastante neutra, con un registro que me permite hacer muchas cosas. He tenido la suerte de poder hacer de todo y he disfrutado mucho. Me encantan los dibujos animados. Me lo paso bomba porque es divertidísimo. Una serie de dibujos animados buena es algo que me chifla. No a todo el mundo le gustan”.

Además, muchas veces ha hecho pasar su voz por la de un niño pequeño. “Tengo un registro de niño pequeñito, un agudo que me sale fácil. Pero eso sí, para un actor de doblaje no hay nada más gratificante que una buena película de una buena actriz. He tenido la suerte de doblar a las más guays. Debo de tener una voz de guapa que lo flipas, porque siempre me dan a la tía buena y a la buena de la película. Generalmente, la voz de la bruja la hace otra”. Sus labios han jugado a ser los de actrices como Charlize Theron, Angelina Jolie, Sandra Bullock, Juliette Binoche o Meg Ryan. Además, su voz parece haber hecho un pacto con el diablo. “Aunque ya tengo una edad considerable, por la voz no lo parece. Sigo manteniendo la voz joven y mi registro en chicas de 18, 25 ó 30 años queda muy bien. Eso me permite hacer más papeles”.

Jaione cree que para ser una buena actriz de doblaje son más importantes “indiscutiblemente” las dotes interpretativas que el tener una buena voz. “Hay veces que una buena voz te permite ser más seta”, explica, “pero si tienes las dos cosas, genial”.

Gasta una voz suave y dulce, pero asegura que dedica pocos esfuerzos en cultivarla. Mantiene alejados los hielos de su garganta y todas las mañanas bebe café con miel. Por lo demás, no se permite muchos más cuidados. “Si eres amatxu, como yo, es imposible no gritar”.

Aunque su voz aparezca con frecuencia en publicidad, dice que solo sus allegados la reconocen de oído. Bueno, sus allegados y su peculiar club de fans. “Me ha pasado algo muy curioso. Para los aficionados al manga (los comics y dibujos animados japoneses) debo ser como una gurú. Yo me quedé alucinada. Parece que ellos le dan mucha importancia al doblaje. Nos conocen a todos y nos tienen fichados. Cuando descubrí que para los aficionados al manga soy una personalidad, aluciné en colores. Son sorpresas que te vas llevando”.

un oficio sorprendente Otro que empezó como actor de doblaje en los inicios de ETB fue Peio Artetxe. Para este lasartearra descubrir sus dotes interpretativas ante el micrófono fue toda una sorpresa. Fue inevitable enamorarse de un inesperado oficio.

Peio señala que “siempre se dice que lo interesante es tener una buena voz y se relaciona tener una buena voz con una voz profunda”. Pero él cree que “buenas voces son todas, porque todas tienen su utilidad. Ciertas voces pueden tener más oportunidades de trabajo”, matiza, “hay que tener voz, sin más. Luego hay que tener cualidades artísticas, con las cuales serás capaz de imitar lo que hace el actor y hacer lo que te pida el director”. En cuanto a la técnica, asegura que no es muy difícil. “Es algo que se aprende en las academias y se perfecciona con la práctica. Son ritmos. La referencia ya la tienes. No estás creando y solo tienes que encajarlo en algo que ya tienes hecho. También influye mucho la intuición. Si es una serie y llevas con un personaje durante un cierto tiempo, ya sabes todos los tics, sabes por el gesto que hace el actor cuándo va a entrar y vas aprendiendo”.

Él ha sido la voz de Robert Redford, Robin Williams, Jack Lemmon y muchos más, tanto en euskera como en castellano. Aunque hoy en día le roban más tiempo los dibujos animados, confiesa que “te sientes más realizado con películas de actores”.

La nostalgia no perdona y describe los inicios de ETB como la época dorada del doblaje vasco. “Estábamos todos aprendiendo el oficio y estábamos llenos de ilusión”, recuerda el guipuzcoano, “era todo nuevo y había trabajo”. Para aprender se echó mano de los expertos de Madrid. “Se trajo gente experimentada que enseñó a las primeras dos generaciones de dobladores de Euskadi. Yo soy de la tercera y aprendí de los que habían aprendido de los madrileños. Era gente muy buena. Entraba todo tipo de trabajo. Es cierto que el doblaje que se hizo en esos años igual no era el deseable. No era el mejor, pero había que hacerlo. ETB se creó cuando se creó y no había tiempo para estar cuatro años formando a actores de doblaje. Se hizo sobre la marcha”.

Ahora el viento ha cambiado de rumbo. “No sé por qué no hay más trabajo”, se lamenta Artetxe, “es una pregunta que lanzamos a todos los grupos políticos. El doblaje en euskera no lo consideran como una herramienta integradora y nosotros sí lo hacemos. Es algo necesario. Cuando empezamos, el euskera batua todavía era algo muy duro para mucha gente. Después de tantos años, cuando ya se está normalizando el uso del euskera batua, es cuando más oyentes potenciales puede haber y es cuando menos se está doblando”. De seguir con esa inercia, pueden tirarse por la borda 30 años de trabajo en el sector y una experiencia que será muy difícil de recuperar.

El actor vasco lamenta que se esté “provocando la muerte del sector y de la profesión”. De hecho, la mayoría de dobladores están compaginando su actividad con otra profesión para poder ganarse la vida. Literalmente, no hay nada de trabajo: “Estamos a finales de marzo y acabamos ahora una película y una serie que estamos haciendo. Luego no hay nada más. Pero nada es nada. Cero patatero”.