Hacía casi tres decenios que Melissa Etheridge no pisaba la península. Sin ningún tipo de lugar a dudas, demasiado tiempo. Por fortuna, la capital alavesa le brindó ayer, en una fecha exclusiva para el Azkena Rock Festival, la oportunidad de cerrar un paréntesis que no se tenía que haber producido o, por lo menos, no se tenía que haber alargado tanto. El escenario grande de Mendizabala, el bautizado como God, sirvió de perfecto marco para una visita en la que la artista norteamericana tiró de clásicos, sobre todo de sus primeros años, para meterse al personal en el bolsillo poco a poco.
Dos referencias en directo, incluyendo una serie documental rodada en una penitenciaría de mujeres de su ciudad natal –Kansas–, se han publicado entre el año pasado y este como nueva muestra del camino que desde la segunda mitad de los años 80 viene recorriendo la creadora estadounidense. Un bagaje que se fue haciendo patente en el recinto con temas como Bring Me Some Water, el imprescindible I’m the Only One y I Want to Come Over.
A pesar de sus premios, de los Grammy y del Oscar que atesora, a buen seguro unos cuantos de los presentes en el ARF se extrañaron al escuchar esa o aquella canción. “¿Pero esta es de ella?”, se escuchó decir. Pues sí. Seguramente, a pesar de que su figura en Estados Unidos tiene gran repercusión, la falta de conciertos y giras por estos lares ha contribuido a eso. Pero lo cierto es que Melissa Etheridge, que ya ha avisado que tendrá nuevo disco de estudio para finales de este año o principios del que viene, siempre ha tenido mucho que decir y cantar.
Creadora infatigable
Así lo dejó patente en la primera jornada del ARF, mientras todavía seguía entrando gente a esas horas, con muchas personas aterrizando nada más salir del trabajo o de otras ocupaciones. Para olvidarse de todo, ahí estaba una creadora infatigable, que hace unos años ya consiguió ganar la batalla al cáncer y que hace no mucho perdió a un hijo a causa del fentanilo, algo de lo que ella habla en primera persona en la recomendable serie documental I’m Not Broken.
Hay mucha verdad e historia en la voz de la artista y así quedó patente en una actuación que hizo justicia a la figura de Melissa Etheridge, y eso que más de uno estaba más pendiente de si podía aparecer por allí su amigo y adorado Bruce Springsteen, aprovechando su presencia en tierras vascas. Anécdotas a un lado, es de esperar que no haya que esperar casi 30 años para una nueva gira por aquí de la artista norteamericana.