Desde el Sur profundo de Estados Unidos a Getxo? y de ahí al Estado y a Europa. Ese es el camino recorrido por el grupo Dead Bronco, creado por músicos vizcaínos aunque liderado por el estadounidense Matt Horan. Con una formación renovada, más profesional y curtida, acaban de publicar Bedridden & hellbound, un disco autoeditado y de sonido más eléctrico cuya gira se iniciará este viernes en Helldorado -junto a Red Beard- antes de enfilar Europa y, por vez primera en su carrera, cruzar el charco.
Hace poco más de cuatro años tocaban por las calles de Getxo y ahora, en 2017, se consolidan como una de las bandas europeas emergentes en la escena country-rock. Estos vaqueros vascos, que cuentan con un líder y vocalista nacido en la tierra de Johnny Cash, lo han logrado con unas doscientas actuaciones desbordantes de entrega punk e incesantes avances.
Actualmente nominados en la categoría de Mejor Directo de 2016 en los Premios MIN de la Música Independiente, los Bronco ya lograron el premio al mejor videoclip en Cinemad, en el año 2012, cuando no habían debutado discográficamente. Posteriormente, la BBC, a través de su festival anual musical, les dedicó un reconocimiento especial, señalándolos como una de las bandas revelación de 2013. Desde entonces han ido sumando galardones de la crítica y festivales a medida que publicaban discos y los presentaban en vivo, incluida la cárcel de Nanclares de la Oca.
Bedridden & hellbound es el tercer disco de Dead Bronco tras In hell y Penitent man, cuarto si se suma el EP Moanin’ the blues, en homenaje a Hank Williams. Su contenido sigue anclado en las raíces musicales de EEUU, de donde proviene su líder, con una suerte de country-rock de filosofía punk que ellos denominan “broncobilly” aunque, en 2017, suena más country y eléctrico, con guiños rockabilly.
Renovación Horan, que el pasado año se estrenó como actor protagonista en el filme La mina, sigue al frente de la banda con su voz dotada y su guitarra acústica, pero Dead Bronco aparece renovada y con sangre nueva. Es un decir, ya que a la veteranía del contrabajista Oscar Calleja, ex Dinamita pa los Pollos, se han sumado Manu Heredia (gran guitarrista eléctrico y ex General Lee), Daniel Merino (trotamundos del rock vizcaíno, a la lap steel) y el batería Danel Marín.
La renovación ha sentado bien al grupo, que, tal y como adelantó Horan, “aumenta la variedad de estilos e influencias” más allá del bluegrass y el honky tonk. El sonido es más profesional, con más empaque, y más eléctrico, con la guitarra de Heredia (de cuna rockabilly y de Ezkerraldea) pidiendo espacio y atención mientras los detalles bucólicos y country los aporta Merino con su sabia y sutil lap steel sobre una sección rítmica que pone la base con el reconocible y lustroso contrabajo de Calleja al frente.
El álbum oscila del countrybilly de la acelerada Florida grown a baladas como Devil woman y de ecos country y setenteros como Drinking alone; la ortodoxia campera de la rítmica My true love; guiños al blues en el tema titular, que incorpora un gran riff como motivo? Como contraste, la placidez acústica llega con Mama tried, versión del forajido y fallecido Merle Haggard, y las mayores novedades se advierten en algunos pasajes instrumentales (más pesados) y la voz forzada en canciones como Stop killing my friends, Mudd the demon y Keg stand, que remiten al grunge de Alice in Chains. En la clausura suena Rambling on my mind, incluida en la banda sonora de La mina, lenta, plácida y acústica.
“Mujer, tú eres la razón por la que mi mejor amigo fue el taburete de un bar”, canta Horan en un disco repleto de autopistas, tabaco, cocaína, hierba y bebercio a espuertas, corazones rotos, armas, mujeres demoníacas, vagabundos, sueños incumplidos y toneladas de culpa religiosa y sureña.
“Esta es la historia del sueño de una banda de la calle que vamos a disfrutar mientras dure”, según el grupo, que tiene motivos para estar más que satisfecho. Su gira se inicia en Helldorado y pasará por Donostia y Bilbao, para luego afrontar Europa y, después del verano, viajar a Estados Unidos.