la pasada noche del jueves, Pablo Motos y Karlos Argiñano volvieron a darnos una muestra de lo que es el buen rollo en un plató a lo largo de una hora en la que Pablo se sintió cómodo y facilón, mientras que nuestro afamado chef volvió a mostrarse natural, fresco y rico-rico en un ejercicio de fácil desenvolvimiento frente a las cámaras. La apuesta de Atresmedia por estos dos comunicadores natos está dando excelentes resultados y la clave del éxito de El hormiguero está tanto en la selección de invitados desde el pelotazo de Isabel Pantoja hasta animales comunicativos como Karlos, el rey del mambo cocinero, como en el fácil y buen hacer de Pablo Motos. Cada personaje en su papel, estilo y dimensión se entendieron toda la noche, y desde contar chistes hasta recordar anécdotas de su pasado, escupitajos y meadas poderosas de Argiñano, ambos se lo pasaron pipa hasta alcanzar el apoteosis de cantar a dúo El conejo de la Loles, que calentó el plató de manera extraordinaria, convirtiendo ese pasaje en el punto culmen de la actuación. Más de cuatro veces había asomado Arguiñano al plató del programa hormiguero, y una vez más demostraron empatía, encaje, entendimiento; dos personajes hábiles con el decir y extraordinarios en la comunicación mediática. Cuatro millones de libros vendidos, más de seis mil programas de tele avalan la trayectoria de quien comenzará en Donostia Herri Irratia su andadura radiofónica de la mano del periodista José María Otermin. Un animal comunicativo que con sentido de la improvisación e ingenio llega al personal de todas, todas. Los dos protagonistas de la noche fueron en sí mismos un espectáculo entretenido y placentero frente a basura, repetición y hartazgo del corral de Tele 5 que continúa exprimiendo muñecos de casquería y detritus humano. De lunes a jueves Motos sigue triunfando con magnífico elenco de colaboradores capaces de mezclar circo, teatro y tele cada noche. Bingo.
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