Viena - El maestro Gustavo Dudamel verá cumplirse un sueño cuando el próximo domingo eleve su batuta para dirigir el tradicional Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, que llegará a más de 50 millones de telespectadores de 93 países.
“Es un sueño hecho realidad”, dijo Dudamel ayer en Viena, durante la rueda de prensa de presentación del programa del célebre evento que, como todos los primeros de enero, tendrá lugar en la Sala Dorada del Musikverein de Viena.
Con sus 35 años, el venezolano se convertirá así en el director de orquesta más joven que hasta la fecha haya dirigido este célebre concierto. Consideró “un honor” pasar a integrar la lista de grandes maestros que junto a los filarmónicos vieneses enviaron de esta manera su saludo de Año Nuevo al mundo, como Herbert von Karajan, Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa o Daniel Barenboim, entre otros.
Dudamel se mostró también emocionado por el hecho de que la actriz británica Julie Andrews presente la versión televisada del evento en Estados Unidos. “Ha sucedido antes de lo esperado y lo hace eso aún más especial”, por lo que, tras este logro, “puedo entrar en paz en el paraíso”, expresó el músico su entusiasmo. “Nunca me lo imaginé siendo un niño de Barquisimeto (Venezuela) y era como algo realmente lejano”, afirmó el director de la Filarmónica de Los Ángeles (EEUU) y de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
Con respecto al programa del concierto, centrado en los valses y polkas de la dinastía de músicos de los Strauss y de algunos de sus contemporáneos, destacó su carácter tradicional. No obstante, el maestro venezolano prometió que hará su aporte de pasión latinoamericana como si fuera “una pizca de sal” extra a “una receta tradicional”.
La Filarmónica, que en 2017 celebra sus 175 años de existencia, ofrece esta vez un total de 17 piezas en su “programa oficial”, a lo que se añaden tres propinas, de las cuales la primera es “sorpresa” y no se revela hasta el momento, mientras que las dos últimas son siempre iguales: El Danubio Azul y la Marcha Radetzky, de Johann Strauss hijo y padre, respectivamente. - Efe